Ismael ‘El Mayo’ Zambada: los costos de la negación

27/02/2025 04:01
    Resulta paradójico que mientras se avanza en una nueva estrategia para combatir al crimen organizado, se hace más visible la penetración que ha tenido en la política.

    La semana pasada se dio a conocer una carta que Ismael “El Mayo” Zambada le dirige a la titular del Ejecutivo solicitando su intervención para ser juzgado en México. Las formas y el tono son inusuales: revelan que Zambada no ha llegado (o no había llegado) a un acuerdo con las autoridades estadounidenses, y el revuelo que ha generado en ambos lados de la frontera es notable.

    La solicitud o chantaje de “El Mayo” llega en un momento en que la administración federal despliega una estrategia distinta en el combate a la delincuencia organizada. Si bien no la verbaliza, si nos remitimos a la cantidad de decomisos (ahora sí se produce fentanilo en el País) y detenciones es claro que los abrazos van quedando en el olvido.

    Algunas de esas acciones, que han merecido el reconocimiento del Gobierno de Estados Unidos, tal vez no alcancen para volver a posponer la aplicación de aranceles, tal vez alcancen para poco.

    Sin embargo, lo que resulta paradójico es que mientras se avanza en una nueva estrategia para combatir a la delincuencia organizada, lo que se hace más visible es la penetración que el crimen ha tenido en la política. Empiezan a generarse mejores resultados, pero el costo es que se hacen más inocultables los vínculos de las organizaciones criminales con la política.

    En ese contexto se conoció que uno de los abogados de “El Mayo” tiene vínculos con Morena, y que su socio incluso es militante. Sin duda se trató de una estrategia jurídica y de comunicación muy osada; el abogado Penilla y su socio son figuras muy seguidas por las autoridades estadounidenses. Muy temprano iba a llegar el señalamiento sobre la identidad del abogado, señalamiento que refuerza la idea de que existen vínculos inaceptables entre el Gobierno y el crimen organizado, y, sin embargo, decidieron publicar la carta.

    Frente a ello, la Presidenta minimizó las evidencias, intentó incluso involucrar al PAN y, de nuevo, negó lo innegable.

    Me parece que la cabeza fría debía conducir a asumir que esos vínculos existen y que es mejor elegir batallas que vayan desmontando la penetración del crimen organizado en los circuitos de la política, que negar la existencia del problema. Tengo la impresión de que las evidencias se van a ir multiplicando y que la negación o voltear a ver a otro lado está lejos de ser la mejor estrategia.

    Por lo pronto, pareciera que estamos en el peor de los mundos: si como anunció hace días uno de los abogados de “El Mayo”, él estaría optando por llegar a un acuerdo y declararse culpable, lo previsible es que empiece a hacer revelaciones harto incómodas para el Gobierno mexicano.

    Por el contrario, si no arriba a un acuerdo e insiste en los términos expresados en la carta, el dilema sigue teniendo costos importantes: si México accede, se confirmarían los lazos inadecuados entre Gobierno y delincuencia; si no se accede, es probable que el capo arribe con mayor facilidad a un acuerdo con las autoridades estadounidenses.

    Reitero, la negación no es el mejor camino, la cooperación inteligente puede traer beneficios en materia de seguridad, de la relación bilateral e incluso en una sana reconstrucción del pacto social original que representó Morena. La negación puede precipitar la ruina.

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    El autor es consultor internacional en materia electoral

    @rodmoralmanz

    Animal Político / @Pajaropolitico