La investigación científica constituye una de las tareas sustantivas de cualquier institución de educación superior. Es habitual que los centros académicos resalten sus éxitos en este ámbito, como es el caso de la UAS, que recientemente ha difundido la inclusión de más de 600 investigadores al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) del CONAHCyT. Este hecho, sin duda, representa un notable esfuerzo por parte del personal académico para lograr ingresar y mantenerse dentro de este prestigioso sistema.
Sin embargo, a menudo estos logros son principalmente el resultado del esfuerzo individual de los investigadores, más que de una inversión real en ciencia por parte de la universidad. Exploraremos hasta qué punto la UAS ha proporcionado el apoyo necesario para tales avances, o si, por el contrario, los investigadores han tenido que avanzar a pesar de la falta del soporte institucional.
Para entender mejor el apoyo a los investigadores, hicimos una revisión de los informes anuales de la UAS del 2013 al 2023. Esto nos permitió ver los ingresos totales, cuántos investigadores hay y cuánto dinero se destina a investigación interna a través del Programa de Fomento y Apoyo a Proyectos de Investigación (PROFAPI). Usando estos datos, calculamos el crecimiento porcentual cada año y el total acumulado.
La tasa de crecimiento promedio anual de los miembros del SNII en la UAS es del 22 por ciento durante los últimos diez años, lo que equivale a un incremento medio de 40 nuevos miembros por año. En comparación, el aumento de profesores de tiempo completo es solo del 1.4 por ciento anual, así la mayoría de los nuevos SNII provienen del actual cuerpo docente, y no de nuevas contrataciones.
Además, el crecimiento anual en los proyectos de investigación internos es solo del 0.75 por ciento, manteniéndose en un aumento promedio anual de 2.1 millones en la última década. Este modesto aumento anual contrasta con el número creciente de investigadores de alto perfil, mostrando que los recursos para la investigación interna son insuficientes y además están cada vez siendo distribuidos entre un mayor número de investigadores.
Enseguida, vamos a analizar el monto total acumulado (más de 60 mil millones de pesos) durante los últimos 10 años de los ingresos de la universidad destinados a la ciencia y a los científicos. Consideramos como inversión en ciencia el gasto anual en proyectos PROFAPI y los salarios de los investigadores del SNII. Supusimos que todos los docentes ganan el máximo del tabulador para un profesor de tiempo completo.
Así, la inversión en ciencia en la UAS en relación con el ingreso total es solo del 1.9 por ciento, una ínfima fracción que evidencia el verdadero interés de la institución en el desarrollo científico. Por ejemplo, en el 2023 este monto representó un gasto de 195 millones, que contrasta con los gastos en mobiliarios por más de 95 millones de pesos o los gastos en la adquisición de bienes, insumos y servicios por más 131 millones pesos. En contraste, la UNAM dedica el 20 por ciento de su presupuesto anual al desarrollo científico.
Es absolutamente necesario que los apoyos a la investigación (salarios y proyectos internos) se incrementen al menos en proporción a la inflación (alrededor del 8 por ciento anual) y al aumento del número de investigadores en el SNII (20 por ciento anual). O en el peor de los casos, que se otorguen anualmente sin excepción. Esto se requiere para mantener las condiciones mínimas del trabajo científico y evitar que sean los profesores quienes sigan financiando las investigaciones con recursos económicos propios.
Las cifras demuestran que el apoyo financiero a los investigadores disminuye anualmente, mientras que sus responsabilidades en investigación y docencia siguen creciendo. Es claro el compromiso de los investigadores; sin embargo, es fundamental que la administración intensifique su apoyo para fomentar su labor.
Como grupo de investigadores, debemos exigir el respeto a nuestro derecho de trabajar en condiciones óptimas, así como que se reconozca tanto el esfuerzo individual como el colectivo que realizamos. Uniendo esfuerzos, podemos lograrlo, en beneficio tanto del grupo de investigadores como de la comunidad universitaria en su conjunto.
Luchemos por una universidad donde el apoyo real a la ciencia se convierta en norma y no solo en discurso. Juntos podemos propiciar un cambio profundo, impulsando una nueva visión donde la inversión en los docentes y el desarrollo académico, cultural, científico y tecnológico se conviertan en piedras angulares de nuestra estrategia institucional.
eteran@uas.edu.mx
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