Esta entidad tiene muchas cosas que presumir: sus hermosos y paradisíacos litorales, sus ciudades y pueblos mágicos son de una belleza inigualable, sus valles y sus 11 ríos dan cuenta de la potencialidad económica del estado; a Sinaloa lo integra un pueblo trabajador, reconocido por la hospitalidad de su gente.
El grueso de su población se dedica a las actividades del campo y lo hace bien por tener un apego ancestral a la tierra. Los mejores agricultores los tenemos en Sinaloa, no es gratuito que se reconozca a la entidad como “el granero de México”, aparte del reconocimiento a sus productos agrícolas en los mercados internacionales. Todo esto muestra que nuestros agricultores compiten de igual a igual en los más importantes mercados del mundo. Entonces, como señalamos, contamos con mucho capital humano y natural que nos orgullece. Que en nuestra entidad eventualmente haya situaciones difíciles, no es el pan de cada día, afortunadamente.
Se ha querido estigmatizar a Sinaloa, negando todo lo que se le reconoce cotidianamente: su idiosincrasia franca y generosa que le da lustre a su pueblo, sus valores intrínsecos de nobleza y trabajo que lo caracterizan y que son reconocidos por el resto de conciudadanos que pueblan la Nación. Sinaloa es más que sus penurias temporales, es un pueblo fuerte, trabajador y alegre, capaz de salir más temprano que tarde de sus problemas. Esa capacidad de resiliencia, de superar circunstancias adversas, lo distingue de los demás estados, eso no puede soslayarse, es parte del carácter de los sinaloenses y lo presumen con mucho orgullo.
Tenemos un pueblo esforzado en mantener el progreso de su entidad, con un desarrollo estable y duradero, para que la modernidad permee a toda su sociedad, esa es una de sus premisas más arraigadas en la conciencia de los sinaloenses. Lo corroboramos diariamente, con plena certidumbre, su apego al trabajo es su forma de vida, no hay nada que enturbie su entereza por hacer producir a la tierra los frutos de la vida.
En el trabajo cifra sus expectativas de progreso, por eso su alegría permanente, ese estado de ánimo optimista, seguro que tiene en sus manos su futuro asegurado. Por eso el sinaloense sonríe y no se apesumbra frente a la adversidad, es un pueblo con muchas cualidades positivas en muchos sentidos, ve la vida con mucho entusiasmo, sin falsas expectativas. Nada lo inmoviliza al extremo de paralizarlo, por el contrario, busca las salidas más audaces cuando se ve abrumado por las circunstancias que se presentan; su mismo carácter le da audacia para enfrentar circunstancias adversas.
Además, Sinaloa ha aportado destacados talentos en el campo de la ciencia, la literatura, las artes y cuenta con un lugar destacado en todos los campos del hacer humano. No podemos quejarnos, sinaloenses ilustres han participado de manera preponderante en todas las epopeyas que se han escrito en la historia nacional. Lo mismo muestra la juventud, destacando en la ciencia, en el deporte, que tanto lustre le han dado a nuestro País.
Por lo mismo, no podemos dejar de enfatizar el glorioso legado que los sinaloenses de antaño han dejado al presente. Los sinaloenses tienen muchas razones para ser felices en esta bella entidad, que les depara tanta honra para su merecido orgullo. La sociedad toda sigue construyendo, con trabajo creador, un futuro halagüeño, de mucha certidumbre, hacia allá camina plena de optimismo.
Seguros que un mejor mañana les espera, se camina con seguridad y certeza que nada perturbe la decisión de consolidar la libertad y la democracia. Sin aminorar el paso, hasta alcanzar los objetivos que los ciudadanos han concebido para consolidar su redención, como han anhelado siempre.