La integración efectiva de las secretarías de Educación y de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación es fundamental para fomentar desde la infancia un profundo interés por la ciencia. Este enfoque formativo debe abarcar desde los primeros años escolares hasta el nivel posgrado, asegurando una base sólida que promueva el desarrollo cognitivo y el impacto social. Sembrar la semilla del interés científico en la niñez es importante para forjar futuros profesionales capaces de contribuir significativamente al avance científico y tecnológico de nuestra sociedad.
El reciente nombramiento de Mario Delgado Carrillo como titular de la SEP ha suscitado debates, en gran parte debido a su conocida carrera política y a su rol como coordinador de campaña de la virtual Presidenta electa. Delgado es economista graduado del ITAM y posee una maestría en Economía de la Universidad de Essex, Reino Unido. Su trayectoria incluye cargos significativos como presidente del partido Morena, diputado federal, senador y secretario de Educación Pública de la Ciudad de México entre 2010 y 2012.
A pesar de las controversias en torno a su designación, es importante mantener un optimismo cauteloso y dar crédito al juicio de la virtual Presidenta, quien ha demostrado interés en impulsar el desarrollo científico del país con la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Con Delgado al frente de la SEP, se espera una gestión enfocada en tareas específicas que refuercen la educación y el avance científico.
Este nombramiento es relevante, especialmente en el contexto de la interacción de la SEP con la recién creada Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. La colaboración entre estas dos secretarías es fundamental para establecer las condiciones adecuadas que permitan formar estudiantes y futuros profesionales de alto nivel científico. Es esencial que, desde la educación básica hasta el posgrado, se guíe a los estudiantes hacia carreras científicas, las cuales son fundamentales para el futuro del país.
La transformación del Conacyt en la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación marca un progreso significativo para la ciencia en México. Es notable el apoyo mediante becas a estudiantes de posgrado, un beneficio único en América que permite a los jóvenes realizar estudios avanzados tanto en el país como en el extranjero. A diferencia de Estados Unidos y Canadá, donde los estudiantes suelen acumular deudas que superan los 50,000 dólares por préstamos estudiantiles, México ofrece estas ventajas sin el peso financiero que suponen los préstamos.
Los principales objetivos del titular de la SEP incluyen fortalecer la relación con el gremio de maestros, implementar programas de becas estudiantiles y promover la iniciativa de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Según declaraciones recientes, por instrucciones de la Presidenta, se abordará especialmente la cuestión de las jubilaciones de los profesores. Además, se reforzarán las becas estudiantiles a través del programa “Mi Beca para Empezar”, asegurando que ningún estudiante desde la preprimaria hasta el nivel medio superior abandone sus estudios por razones económicas. Finalmente, se busca mejorar las condiciones físicas y operativas de las escuelas a través del programa “La Escuela es Nuestra”, potenciando así la calidad de la infraestructura educativa con el enfoque de la NEM.
Es importante destacar los principios que fundamentan la NEM: el fomento de la identidad nacional, la responsabilidad ciudadana, la honestidad, la participación activa en la transformación social, y el respeto por la dignidad humana. Además, se promueve la interculturalidad, la cultura de la paz, y el respeto y cuidado del medio ambiente. Estos valores son esenciales para formar ciudadanos comprometidos y conscientes del papel que desempeñan dentro de su comunidad y en relación con el entorno natural.
En conclusión, el compromiso de la SEP, junto con la nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, es fundamental para garantizar la formación integral y competitiva de la juventud y profesionales del país. Este esfuerzo conjunto debe asegurar que los futuros científicos y profesionales mexicanos puedan competir a nivel internacional con sólidos fundamentos académicos y científicos. La tarea es de gran magnitud y exige un apoyo continuo y robusto del gobierno, para cultivar talento que no solo cumpla con estándares internacionales, sino que también contribuya significativamente al progreso científico y tecnológico de México.
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