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"ÉTHOS"

"Inseguridad afectiva"

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    rfonseca@noroeste.com
    @rodolfodiazf

     

    Ayer, Día del Amor y la Amistad, fue tema obligado hablar de este grandioso afecto. Nacimos por amor y fuimos creados para amar. Nada hay más sublime que cumplir a cabalidad con nuestra vocación existencial.

    Sin embargo, en ocasiones se dificulta mecerse suavemente en la hamaca del amor. Las personas inseguras afectivamente se vuelven incapaces de prodigar y recibir amor.

    La inseguridad afectiva no permite tener alta autoestima a quienes la padecen. Es normal que todos padezcamos algunas inseguridades, pero es muy diferente que nos opriman de tal forma que nos impidan ser felices y gozar del amor.

    La vital comunión existencial entre dos personas se frena con el acoso del fantasma de los celos. La persona insegura no se considera digna de ser amada y, además, como se siente víctima de no poder gozar de ese amor, procurará herir y hacer sentir inferior a la persona con quien comparte su vida.

    Esta inseguridad afectiva logra que la persona que la padece se refugie para protegerse en su castillo ideal, desde donde entablará cruel combate y desatará una andanada de proyectiles para hacer sentir menos a la persona que debería amar con todo su corazón y con toda su alma.

    Carlos G. Vallés, en su libro “No temas”, precisó que los celos tienen su origen en esta inseguridad afectiva: “Los celos en el amor no son otra cosa que miedo a no ser amado, miedo a perder a la persona que amamos y necesitamos, al saber que se siente atraída por otra persona; y por eso odiamos a esa otra persona y deseamos su desaparición, para asegurar nuestra tranquilidad. La inseguridad afectiva es el caldo del cultivo de los celos; y la inseguridad es el comienzo del miedo”.

    ¿Soy inseguro afectivamente? ¿Amo con todo mi corazón?