Hoy para los fieles católicos es el aniversario de la Inmaculada Concepción. Hablemos un poco de ese fenómeno histórico, en Sinaloa y el mundo.
Aunque desde sus orígenes y en los primeros documentos del año 1602 se habla de la población de “San Juan Bautista de Mazatlán”, la festividad católica patronal del puerto se encuentra consagrada a la Inmaculada Concepción de María.
Al parecer, la población de San Juan Bautista distaba a varios kilómetros del casco actual y más bien sería Villa Unión, donde es protector el santo del agua y de las lluvias. San Isidro Labrador, el otro dispensador de lluvias, fue un santo español campesino que es patrono de la Villa de Madrid y también de la holgazanería, a decir del escritor católico Alfonso Reyes.
Como decía el historiador Alfonso Patrón Careaga, “si hoy en día tenemos problemas para traer el agua potable, en Mazatlán ahora imaginemos hace tres siglos, sin acueducto, tubería o caminos respetables”.
Como detalle revelador, aun con la presa Picachos los mazatlecos seguimos proveyéndonos de agua potable desde los mantos freáticos aledaños al río Presidio.
Volviendo al terreno de la mística, le recuerdo que el misterio de la Inmaculada Concepción fue reconocido por el Papa Pío IX (Se pronuncia “Pío Nono”) aunque era una cuestión que llevaba varios siglos agitando concilios, claustros y universidades en un debate filosófico e histórico interminable.
La base teológica la propuso el clérigo John Duns Escoto desde la Edad Media (1266-1308) y -vaya detalle-, por otro lado también defendió la humanidad de Cristo.
No debe confundirse esta doctrina con la de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.
Lo que sostiene es que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado.
Más allá de las disquisiciones y razonamientos píos que llevaron a la Iglesia a proclamar como dogma el 8 de diciembre de 1854, este es un símbolo de la fe que pervive en nuestras sociedades modernas, aun en las medio alejados del sentido cristiano. Por ejemplo, la Inmaculada Concepción es la protectora de los Estados Unidos desde 1792 e, incluso, uno de los primeros nombre del río Mississippi fue “Río de la Inmaculada Concepción”, debido a la influencia católico-francesa de sus primeros colonizadores.
Uno de sus milagros más poderosos aconteció otro 8 de diciembre, pero en 1585, durante las guerras de España en Flandes, tan narradas por Arturo Pérez-Reverte. Todo ocurrió durante un combate donde un grupo de infantería española quedó atrapado en una isleta formada por una inundación y donde, mientras cavaban trincheras urgentes, un soldado encontró un retablo con la imagen de la Inmaculada.
Esa noche, un viento repentino congeló las aguas de la inundación -los holandeses siempre se han defendido de sus invasiones rompiendo sus diques- y los soldados sobrevivientes pudieron atacar las fortificaciones enemigas y poner a sus enemigos en retirada, a pesar de encontrarse al borde de la derrota.
Esto se le llama “El milagro de Empel” y desde entonces nuestra Virgen Inmaculada también es la protectora de la Infantería Española.
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México está consagrada a la Inmaculada Concepción de María y en el municipio de Mazatán, Chiapas (o sea, “Mazatlán” sin “l”), se celebra a bajo el nombre de Virgen Margarita Concepción, del 29 de noviembre al 8 de diciembre de cada año.
Lo de Margarita viene porque significa en griego “Inmaculada” y la tradición data de hace 400 años, cuando tres cajas de madera aparecieron en la playa Las Conchitas y con tres imágenes de la Virgen del Tránsito, la Virgen de la Candelaria y la Virgen Margarita Concepción.
La catedral de Mazatlán, dedicada a la Inmaculada Concepción, fue construida por el Padre Miguel Lacarra, que antes entrenó y se estrenó como constructor con la bella iglesia de Imala y la grácil catedral de Culiacán, de colores menos sombríos que la mazatleca.
Humor local: se sostiene que el poblado concordense de La Concepción es conocido como “La Barrigona” porque está dedicado a una dama embarazada, pero algunos lugareños sostienen que es por la forma de un cerro vecino, cerca del río, que parecen tener estado de gravidez. El último censo unió los dos nombres a la hora de ubicar esta simpática población.
