Ingenio Eldorado, nuevo show de Serapio
Escenario: crisis de la industria azucarera

OBSERVATORIO
    A los eldoradenses, urgidos de proyectos productivos que hagan autosostenible al nuevo municipio, les ofrecen en mal momento los placebos como remedio milagroso que inhiban la quiebra de lo que ya está en bancarrota. A las más de 600 personas desempleadas tras el cierre de la molienda de caña nadie les toma parecer del viacrucis que ya vivieron y al cual quieren meterlas de nuevo.

    Porque el vocero provoca más risa que confianza, pues todo indica que a Serapio Vargas Ramírez se le echó a perder el proyecto de campo nudista en Navolato y hoy quiere entrarle al negocio azucarero, el tema de la posible reactivación del Ingenio de Eldorado requiere de mayor seriedad y profundidad ya que nada tiene que ver con la ligereza con que se le aborda, como si se tratara de abrir un changarro de elaboración artesanal de piloncillo. Miren nomás al deprimente legislador metido ahora a fabuloso empresario.

    De inicio sería importante elevar la gestión al nivel de trascendencia que derive en planteamientos aterrizados en lo factible. Y nomás para pensarla un poquito ahí está la baja producción de caña de azúcar debido a la sequía y un cultivo que necesita de 8 a 14 riegos en la etapa de desarrollo de la planta y de 6 a 10 en la fase de soca y, por si fuera poco, las exportaciones del producto endulzante registran una caída de 25.7 por ciento anual con pérdidas hasta febrero de 2024 por más de 100 mil millones de dólares, según el Banco de México.

    A los eldoradenses, urgidos de proyectos productivos que hagan autosostenible al nuevo municipio, les ofrecen en mal momento los placebos como remedio milagroso que inhiban la quiebra de lo que ya está en bancarrota. A las más de 600 personas desempleadas tras el cierre de la molienda de caña nadie les toma parecer del viacrucis que ya vivieron y al cual quieren meterlas de nuevo, y se omite preguntarles a empresarios de las grandes azucareras, teniendo tan cerca la experiencia de Guillermo de la Vega, de Zucarmex, cuál es la situación del sector y qué final les espera a Ingenios como el de Eldorado que no cuentan con alianzas estratégicas para sobrevivir ante condiciones comerciales adversas en lo nacional e internacional.

    Viéndolo desde el enfoque de las emociones colectivas, es verdad que el cierre del ingenio de Eldorado sería como quitarle la torre Eiffel a París o la estatua de la libertad a Nueva York, guardadas las proporciones, igual que significó para Los Mochis en 2008 y Navolato en 2013 el hecho de despojarlas del humo con olor a melcocha que les endulzaba la narrativa diaria. Pero ello no da lugar a generar expectativas planeadas sobre las rodillas que parecen atender el tiempo inmediato y no las soluciones de largo aliento.

    Golpea más la realidad de la crisis en la principal industria de Eldorado porque esta zona emblemática del Valle del Río San Lorenzo apenas entra a la fantasía municipalista que le fue ofrecida como la nirvana que no fue mientras formó parte de la mancha territorial de Culiacán. Le están meciendo con cuentos la cuna de la emancipación geográfica y urge que alguien, al menos el murmullo del afluente que escapa de la presa del Comedero, haga ver los pros y contras de mantener abierto el ingenio.

    Por lo pronto, la grandilocuencia del Diputado Vargas nada ayuda a clarificar los cómo, cuándo, quiénes y por qué del rescate de la factoría, pues no basta que un merolico ocupe la tribuna del Congreso del Estado para anunciar el maravilloso placebo con empaquetadura de fórmula mágica. “El día de ayer 17 de junio a las siete de la tarde firmamos el contrato de compra-venta con reserva de dominio del Ingenio de Eldorado. Eso es crear, eso es construir, eso es cosa de locos”, dijo.

    La insólita transacción la atribuyó “a la generosidad del empresario Juan Cortina, presidente del Consejo Nacional Agropecuario y mayor accionista de la empresa dueña del Ingenio”, quien les permitió comprarlo a un 30 por ciento de su valor real. Sería, según el Diputado portavoz, el parteaguas del “nuevo empresario con perspectiva de nación” no obstante que la súbita incursión en el sector privado le obligaría al menos a explicar primero de dónde obtuvo los recursos para participar en la supuesta compra.

    Ni aun tratándose de Juan Cortina, no vendería un caballo por bueno ni haría ricos a otros quedándose pobre él. Cuando firmó el convenio de terminación y finiquito del Ingenio de Eldorado, el dueño de Grupo Azucarero de México tomó en cuenta que en situación de sequía no habría siembras de caña de azúcar en el ciclo 2024-2025, pero también valoró lo poco redituable que ha sido esta industria, siempre al ras del desastre financiero.

    Entonces que alguien explique con transparencia eso del salvamento del Ingenio y que tales detalles no los proporcione Serapio Vargas porque ni siquiera ha sabido justificar cómo desquita el sueldo de integrante de la 64 Legislatura local. ¿Se trata de una broma del mal gusto o sí existen nuevos inversionistas que aceptarán la generosa oferta que les hace Juan Cortina? ¿Qué harán para hacer rentable el negocio en medio de la crisis azucarera? ¿Sembrar más caña cuando la crisis hídrica apenas muestra los primeros estragos?

    Reverso

    Si le entran a este negocio

    Del creador de la playa de los bichis,

    Pronto veremos a cada socio,

    En Eldorado de vendedor de lichis.

    Prejuicio y disfrute

    A ningún empresario o grupo del sector privado les ha ido bien al tomar la iniciativa de contribuir a que las ciudades ofrezcan a habitantes y visitantes nuevos sitios de recreación, turismo, deporte o cultura que al estar al cuidado de hombres de negocios suelen ser de mayor calidad y sobre todo autofinanciables. A la gente poco le importa que el Gobierno tenga los parques urbanos abandonados, instalaciones deportivas deterioradas y centros de las artes en el olvido, que son los que le cuestan al pueblo. Sin embargo, al salir adelante contra viento y marea las alternativas provenientes de la IP los mismos opositores de tales obras las disfrutan y se olvidan de blandir el petate del muerto que es la privatización. Es lo que sucede hoy con la tirolesa que tendrá uno de sus troncales en el Faro de Mazatlán.

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