Director de investigación en Mexicanos Primero Sinaloa
@Mexicanos1oSin / www.mexicanosprimerosinaloa.org
Mejorar la educación es un gran reto en el que intervienen múltiples factores que van más allá de lo que sucede sólo en las escuelas y las aulas. Este fenómeno no puede comprenderse sin entender las distintas condiciones socioeducativas que enfrentan niñas, niños y jóvenes. Definitivamente, no todos los contextos son iguales por lo que las políticas y programas educativos deberían atenderlos de forma diferenciada.
El Índice Global de Aprendizajes (IGA) es un modelo de integración de evidencia que surge la reflexión por responder las siguientes preguntas: ¿cuáles son aquellos elementos que se relacionan mayormente con el aprendizaje y qué tanto permiten comprender la situación particular de los 18 municipios en Sinaloa? ¿Cómo podemos convertir esta información en una herramienta para ayudar a orientar la política educativa en Sinaloa?
Considerando estas inquietudes, Mexicanos Primero Sinaloa se dio a la tarea de investigar lo que sucedía con el desempeño escolar a nivel nacional e internacional. En esta búsqueda encontramos que las características de las escuelas, las aulas y las prácticas docentes, así como las condiciones de los hogares y el contexto socioeconómico, tienen una gran relevancia para la generación de aprendizajes y difícilmente pueden entenderse uno sin el otro.
A pesar de la crónica ausencia de información pública, pertinente, confiable y de calidad respecto al sistema educativo nacional, se lograron identificar por primera vez algunos de los datos necesarios que permitieron describir y analizar la realidad educativa en los municipios de Sinaloa.
Un elemento clave en este proceso fue contar con un instrumento de medición del logro de aprendizaje. Debido a la suspensión de la prueba PLANEA desde 2019, se utilizó la evaluación diagnóstica en Matemáticas y Lectura diseñada por la Comisión Nacional Para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), la cual fue aplicada en septiembre de 2021. Aunque la evaluación fue opcional, ésta tuvo representación de estudiantes de sexto de primaria y tercero de secundaria de todos los municipios en la entidad.
Entre los primeros resultados que arrojó el estudio estuvo que la comprensión de la lectura se encontraba mayormente asociada a lo que sucedía en los hogares y el contexto social. Mientras que el logro en matemáticas se vinculaba mayormente a las condiciones en que se encuentran las escuelas. Asimismo, se identificó que las condiciones socioeducativas, escolares y familiares son acumulativas, es decir se profundizan más a medida que pasa el tiempo. Por tal motivo, se decidió integrar el IGA considerando únicamente tercero de secundaria.
A través de mecanismos de análisis estadístico avanzado, los datos descriptivos de la situación educativa en los municipios se optimizaron hasta llegar a un total de ocho indicadores que inciden negativamente en los resultados académicos de los alumnos. Éstos se agruparon en tres categorías: 1) servicios básicos de viviendas y escuelas 2). Presencia de bienes de confort en los hogares (contar con lavadora) y 3) condiciones socioeducativas. A esto se le llamó Índice Ajustado de Dificultad Educativa (IADE). En palabras simples, mientras más alto el nivel del IADE en un municipio, menores tenderán a ser sus resultados de logro académico.
De esta manera, el Índice Global de Aprendizaje (IGA) es la diferencia -o la distancia- que existe entre el desempeño real en las pruebas de Mejoredu y el desempeño predecible para cada municipio a partir de su IADE.
Este estudio es relevante, ya que, si se analizan los municipios únicamente considerando su desempeño en las pruebas de Lectura y Matemáticas, se encontraría que aquellos que enfrentan menores carencias y marginación suelen lograr mejores resultados. Sin embargo, cuando se considera el contexto las cosas cambian significativamente.
El IGA permite agrupar a los municipios en tres categorías. Los deficitarios son aquellos cuyo desempeño en las evaluaciones fue menor a la que se esperaría de ellos en relación con su contexto; los típicos cumplieron con las expectativas de lo que se esperaba; y los sobresalientes muestran que pese a las dificultades y carencias han podido romper la inercia de las exclusiones educativas, sociales y económicas que enfrentan, posicionándose con un desempeño significativamente mayor al esperado.
Lo anterior refleja que, a la hora de aprender, los contextos importan mucho. No obstante, también nos confirman que origen no necesariamente tiene que ser destino. Para poder hacer realidad el sueño de un sistema educativo que rompe las inercias de la exclusión, se necesita la participación y colaboración de todos los actores educativos y sociales. Sin duda, un nuevo diálogo social en el que no sobra nadie es posible.