Imelda Castro, sinaloense clave para la 4T
Factor de mesura en la izquierda nacional

OBSERVATORIO
    Imelda Castro posiblemente sería en estos momentos la Gobernadora electa de Sinaloa si en Morena hubiera dominado la conveniencia de empujar la equidad de género respecto a la titularidad del Poder Ejecutivo local.

    Pocos saben que en la fase crítica de la designación del candidato del Movimiento Regeneración Nacional al Gobierno de Sinaloa, Imelda Castro Castro hizo a un lado su aspiración personal para evitarle mayor complicación a la disputa por la postulación que sostenían el entonces Senador Rubén Rocha, el Alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres y el ex Secretario de Gobierno, Gerardo Vargas Landeros. Ella les aclaró que lejos de buscar cargos públicos, lo que defiende son las convicciones y el proyecto de la izquierda legítima.

    En la coyuntura preelectoral, el Presidente Andrés Manuel López Obrador le dio el visto bueno a Imelda Castro siempre y cuando ésta emanara del proceso democrático del partido. Inclusive, cuando Tatiana Clouthier Carrillo, que se desempeñaba como Diputada federal, decidió no pelear la candidatura de Sinaloa pactó que, en caso de decidirse Morena por una mujer, la abanderada fuera la Senadora.

    En ese momento cuando el conflicto Rocha-Benítez-Vargas amenazó con convertirse en choque de trenes, la Senadora puntualizó ante figuras claves del Gobierno federal y del Congreso de la Unión que se negociara la conciliación al margen de las presiones de grupos y que López Obrador dijera la última palabra. El desenlace ya se sabe: el grupo de Ricardo Monreal sacó adelante la nominación de Rubén Rocha Moya con la aprobación de AMLO y el único que siguió peleando su oportunidad con uñas y dientes fue “El Químico”.

    Imelda Castro sostuvo hasta el último dos condiciones: que bajo ninguna circunstancia la candidatura favoreciera a Gerardo Vargas, eventualidad que impulsaba el ala de la Cuarta Transformación que lidera Marcelo Ebrard y la facción morenista que dirige Yeidckol Polevnsky, ni que se concretara la alianza electoral con el Partido Sinaloense. La primera cláusula se le respetó, la otra está por verse si tal mancomunidad cristaliza el tan llevado y traído cogobierno.

    Pero después de que estuvo a un paso de ser Gobernadora de Sinaloa, ¿quién es ahora Imelda Castro? Más allá de posicionarse como la mujer sinaloense con más poder político, junto a Tatiana Clouthier, Secretaria de Economía del Gobierno de México, es de los liderazgos de izquierda en los que más confía el Presidente. Continúa a salvo aquella frase con la que López Obrador la invitó a buscar la Senaduría por Morena: “tengo grandes planes para ti”.

    Para muchos fue un premio de consolación el hecho de que fuera designada en la Vicepresidencia de la Mesa Directiva del Senado, no obstante que desde mediados de 2020 sus compañeros legisladores la perfilaban para el segundo puesto de mayor importancia en la Cámara Alta, mismo que ocupa en el tercer año del ejercicio constitucional. Y desde allí cultiva relaciones nacionales e internacionales que la proyectan a altos niveles de decisión, sin caer en el garlito de la sucesión de 2027 en Sinaloa, ya chole con eso, sino en la esfera federal al ser considerada una de las más férreas defensoras de la 4T.

    El miércoles Imelda Castro presentó el informe de labores correspondiente al tiempo que se ha desempeñado en la Vicepresidencia del Senado. Lo hizo con un formato austero por los tiempos de pandemia e inclusive si no existiera la contingencia sanitaria de cualquier forma habría moderado el rito del poder, que no la seduce. Es una sinaloense de raíces humildes, sencilla frente a la gente, confiable como pocas, y de altas miras en lo que respecta a la lucha social.

    En el balance destacó la cristalización de anhelos del pueblo mexicano, casi a medio camino del sexenio de López Obrador. Si en un párrafo puede sintetizarse el recuento tendría que ser el de “legislamos para abatir los privilegios que las élites políticas impusieron en el país, convirtiendo al gobierno en fuente de enriquecimiento y de beneficios ilegítimos para funcionarios y gobernantes de todos los niveles”.

    Y si fuera necesario enumerar los frutos senatoriales, destacan los siguientes: fin de las partidas secretas en el presupuesto de egresos federal, eliminación del fuero presidencial, mayor punibilidad en delitos graves que anteriormente fomentaban la impunidad por las atenuantes existentes, clasificación y sanción a la violencia cometida por medios digitales, control y supervisión al outsourcing y la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica. Y en logros personales resalta el nombramiento como presidenta de la Comisión Interparlamentaria de Probidad y Transparencia, perteneciente al Foro Parlamentario de Presidentes y Presidentas de Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe.

    Imelda Castro posiblemente sería en estos momentos la Gobernadora electa de Sinaloa si en Morena hubiera dominado la conveniencia de empujar la equidad de género respecto a la titularidad del Poder Ejecutivo local. Pero eso no sucedió y sí ocurrió que se ha situado como una de las políticas sinaloenses más influyentes en el ámbito nacional, factor de mesura y equilibrios, y todo apunta a que también lo será en el sexenio de Rubén Rocha Moya, ya sea por la amistad con el próximo Mandatario o por la lealtad a la izquierda lopezobradorista.

    Reverso

    Siempre brilla Imelda Castro,

    No hay política lóbrega en ella,

    Porque irradia luz de astro,

    Cuando se le apaga una estrella.

    Transición fast track

    Estaba visto que el Congreso del Estado convocaría a período extraordinario de sesiones para desahogar un punto que no admite demoras: avalar el retiro voluntario del Magistrado Propietario, Enrique Inzunza Cázarez, quien deja la presidencia del Supremo Tribunal de Justicia del Estado para asumir la Secretaría de Gobierno en el Gabinete de Rubén Rocha Moya. Los demás temas de la agenda legislativa de hoy son mero adorno.