Igualdad de género. Un win-win para todo el mundo

    Un mundo en el que se ha normalizado que las mujeres tengan un salario menor que el de los hombres, que tengan menor participación política cuando representan el 50 por ciento de la población, y que sean violentadas por el simple hecho de ser mujeres es un mundo desigual, inequitativo y violento.

    Si no se toman decisiones y acciones hoy nada cambiará mañana.

    El Índice Global de Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial evalúa la igualdad de género en 146 países, señalando avances y áreas críticas donde aún persisten desigualdades significativas. Veamos algunas de las cifras más relevantes, la importancia global de cerrar la brecha de género y algunas acciones específicas para lograrlo.

    La brecha global de género

    La brecha global de género es de 68.5 por ciento, lo que indica que se ha alcanzado el 68.5 por ciento de la igualdad de género en promedio a nivel mundial, considerando factores como participación económica, logros educativos, salud y empoderamiento político. Al ritmo actual de avance y adelanto en igualdad, faltan 134 años para alcanzarla, es decir, hasta 2158 se logrará. En otras palabras, faltan cinco generaciones para alcanzarla. Ni tú ni yo vamos la vamos ver.

    Las principales brechas son la política y la económica: las cifras son de 22.5 y 60.5 por ciento, respectivamente.

    Los países europeos ocupan 7 de los 10 primeros lugares. Islandia ha sido consistentemente el país con mayor igualdad de género en el mundo durante los últimos 15 años, liderando en áreas clave como participación política y económica, y acceso a la educación y salud.

    ¿Qué significado y consecuencias tiene cerrar la brecha de género?

    Si hubiera igualdad de género en el mundo, el PIB global aumentaría en un 30 por ciento. La productividad y la innovación, necesarias en un mundo cambiante y diverso, aumentarían también.

    La pobreza disminuiría y si tomamos en cuenta que la pobreza sigue teniendo rostro de mujer en el mundo, esto se vuelve no sólo una cuestión de desarrollo económico sino también de justicia. Una de cada 10 mujeres en el mundo vive en condiciones de pobreza extrema, de acuerdo con ONU Mujeres. Las cifras nos dan un panorama claro sobre esto:

    - El número de mujeres y niñas que viven en zonas afectadas por conflictos se ha duplicado desde 2017; ahora, más de 614 millones de mujeres y niñas viven en zonas afectadas por conflictos.

    - En las zonas de conflicto, las mujeres tienen 7.7 veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema.

    Una sociedad con estas disparidades no puede ser una sociedad que viva en condiciones de paz y justicia, y mucho menos con estabilidad. Si a esto sumamos el efecto del cambio climático, no deja de sorprender que esta cuestión no le preocupe a quienes toman decisiones. Se prevé que el cambio climático hará que 236 millones más de mujeres y niñas pasen hambre de aquí a 2030, el doble que los hombres (131 millones).

    ¿Qué se puede hacer? La respuesta está en dos palabras: involucrar y comprometer. Es necesario que se involucren todas y todos los actores de la sociedad y que se comprometan. Hacen falta decisiones macro e infinidad de decisiones micro. Señalo algunas iniciativas y propuestas de manera general y no limitativa.

    El sector privado debe, y puede, promover políticas de igualdad salarial, programas de mentoría y desarrollo de liderazgo para mujeres así como promover la flexibilidad laboral e impulsar licencias de paternidad que garanticen igualdad y no sólo unos días de “apoyo” en casa después del nacimiento de las y los hijos.

    El sector público debe no sólo promover leyes a favor de la igualdad y la no violencia, sino proveer los recursos y presupuestos para lograrlo, garantizar servicios de cuidado infantil y para personas mayores y desarrollar campañas a favor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Los presupuestos en políticas públicas son la muestra real de que hay compromiso con esto.

    Desde las familias pueden desarrollarse actividades que incidan en una nueva visión y sobre la igualdad y esto puede lograrse con cosas elementales como la distribución equitativa e igualitaria de las tareas del hogar entre todos los integrantes, el fomento de una educación en igualdad desde temprana edad entre niñas y niños y apoyo a las aspiraciones educativas y profesionales de las hijas de la misma manera en la que se apoyan las de los varones.

    Las escuelas también tienen manera de contribuir con planes de estudio sobre igualdad de género y los logros de mujeres en diversas áreas, previniendo el acoso y fomentando modelos a seguir femeninos.

    Los medios de comunicación también están involucrados en esto, pueden empezar por tener una representación equitativa entre hombres y mujeres en los programas de televisión, películas y publicidad, promover narrativas y contenidos que desafíen los estereotipos de género y muestren a mujeres en roles diversos y empoderados e indudablemente, capacitando en género a periodistas y creadores de contenido.

    Estas son tan sólo una pequeña muestra de las acciones que pueden tomarse, pero lo que quiero demostrar con esto es que es mucho lo que puede hacerse y que como sociedad nos corresponde sumar esfuerzos desde todas las trincheras.

    La igualdad no es sólo asunto de mujeres, es un asunto que nos compete como sociedad en conjunto.

    Con la igualdad ganamos todas y todos.

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    Internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo

    @LaClau

    www.mujeresconstruyendo.com

    Animal Político / @Pajaropolitico

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