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@rodolfodiazf
Continuamente nos quejamos de nuestra falta de tiempo en esta vida frenética, ajetreada y vertiginosa; sin embargo, hoy, a causa de la pandemia, es lo que más nos sobra, de ahí que algunas personas se aburran y fastidien porque ya no encuentran cómo matar el tiempo. No debemos olvidar jamás el sabio apotegma de que el tiempo perdido hasta los santos lo lloran.
El Papa Francisco, en su Mensaje Urbi et Orbi con motivo de la Pascua, hizo una reflexión sobre el mal uso del tiempo e invitó a propagar otro “contagio”: el contagio de la esperanza, que se transmite de corazón a corazón.
Señaló que no es tiempo de permanecer indiferentes ante el dolor y sufrimiento de los demás, de mostrarnos egoístas ante las necesidades de los pobres e indigentes, de mantener injustas divisiones e inexplicables exclusiones entre nosotros, así como de olvidarnos de aquellos que esperan les brindemos fortaleza aliento, apoyo y ayuda:
“Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia.
“Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas.
“Este no es tiempo de la división. Que Cristo, nuestra paz, ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan la valentía de adherir al llamamiento por un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo.
“Este no es tiempo del olvido. Que la crisis que estamos afrontando no nos haga dejar de lado a tantas otras situaciones de emergencia que llevan consigo el sufrimiento de muchas personas”.
Efectivamente: hoy es tiempo de amar, de ayudar y de perdonar.
¿Dedico tiempo para ayudar, consolar y socorrer a los demás?