Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, sirve para recordarnos que tenemos una sola tierra, la cual, a cambio de todo, solo nos pide respeto y compromiso con nuestros descendientes.

    En nuestra historia, están inscritas con sangre decenas de tragedias, provocadas por errores humanos, por ataques delincuenciales, por acciones gubernamentales y por la indolencia de las mismas, al no cumplir su obligación de vigilar el apego a las normas que atañen a las actividades correspondientes a cada caso. A manera de ejemplo, del pasado reciente, recordamos el trenazo ocurrido en Mazatlán hace 26 años, que acabó con la vida de 34 pasajeros de un camión urbano; el derrumbe de una mina en Pasta de Conchos, Coahuila, que dejó enterrados a 65 mineros; la matanza de San Fernando en Tamaulipas; el colapso de la línea 12 del Metro de CDMX que apagó la existencia de 26 usuarios y otras tantas de una interminable y dolorosa lista, entre ellas, el incendio de la guardería ABC en Sonora.

    El viernes 5 de junio del año 2009, en la ciudad de Hermosillo, Sonora, un incendio consumió la vida de 49 niños de la guardería infantil ABC, dejó heridas a 75 personas más y sumidos en el dolor a familiares de las víctimas. Por supuesto, el desafortunado suceso levantó la indignación nacional, por el agravante de que el centro infantil era subrogado del IMSS, y supuestamente, estaba sujeto a una rígida supervisión de seguridad, que nunca se cumplió y las responsabilidades se repartieron, sin ser precisadas puntualmente, entre las autoridades y los dueños de la guardería. Entre los involucrados se citaba a una familiar de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, y justamente, éste, como Presidente de la República, declaró el día 5 de junio de cada año, como luto nacional, significado con izamiento de bandera a media asta.

    Y así como hoy se rememora la tragedia hermosillense, también es importante comentar que, en el calendario de la ONU, hoy se marca como el Día Mundial del Medio Ambiente, cuya temática para el presente años es: “Tenemos una sola tierra ¡Cuídala!” Tema que, por cierto, no es novedad, pues tal encargo, los estudiosos de la biblia lo encuentran en el libro del Génesis, justo en el texto que dice que Jehová creo la tierra para que fuera el lugar precioso de la humanidad, encargándole al hombre que la cultivara y la cuidara, lo cual hace sentido, en el hecho de que los humanos somos la única especie del reino animal , según la teoría biológica, dotada de raciocinio superior, y por lo tanto, capacitados para cuidar el medio ambiente, supuesto que no se ha cumplido, lo cual se ha traducido en graves daños al medio ambiente, lo que significa que estamos cavando nuestra propia tumba.

    La Real Academia de la Lengua Española, define al medioambiente de la manera siguiente: “Conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades”. Naturaleza, cultura, obra realizada por el hombre y otros elementos sociales quedan encerrados en dicho concepto, pero este caso, la recordación que conlleva la efeméride se refiere al medio ambiente natural, que es al que le estamos pegando en la torre, obnubilados por la creencia de que somos los seres dominantes en la tierra y que el agua, el aire, la fauna y la flora, no son elementos vitales para el sostenimiento de nuestra existencia.

    Cuerpos de agua contaminados o desecados; mantos freáticos infiltrados con elementos químicos; flora arrasada; fauna llevada a la extinción, o de plano, ya desaparecida del planeta y aire envenenado, son algunas consecuencias que está dejando nuestra estúpida soberbia y conceptualización de progreso.

    En nuestro país, el único esfuerzo del gobierno federal para contribuir a la reparación del medio ambiente natural, es el cuestionado programa Sembrando Vida, con el que se pretende la reforestación de bosques e impulsar la acción agrícola de auto consumo. El resto, lo llenan membretes de dependencias costosas e improductivas.

    Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, sirve para recordarnos que tenemos una sola tierra, la cual, a cambio de todo, solo nos pide respeto y compromiso con nuestros descendientes. ¡Buenos días!

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