Recientemente, el doctor Rafael Valdez Aguilar presentó un libro titulado “Historia del Hospital Civil de Culiacán”, en los jardines de ese mismo nosocomio. Se trata de una revisión y edición actualizada de otra obra que el doctor Valdez publicó anteriormente (en 1992, un folleto conmemorativo por el 60 aniversario del hospital), porque siempre existe la necesidad de poner en orden, y al día, la información contenida en los baúles de la historia.
Los esfuerzos, afanes y acciones de nuestras personas e instituciones no pueden pasar desapercibidos, ni ser arrojados con desdén y despreocupación al remolino del olvido. ¡Urge rescatar las profundas raíces que nos confieren pertenencia e identidad!
La pertinencia social y humanitaria de un hospital no admite ninguna duda o vacilación. Es un establecimiento público en el que ingresan enfermos, o al que acuden para consulta o ser tratados, a la vez que funciona como importante centro de enseñanza e investigación.
Originalmente, la palabra hospital significó casa para hospedarse. Con el paso del tiempo, se amplió el término para designar el hospedaje proporcionado a los forasteros o extraños. De ahí surgió la palabra hospitalidad, para brindar un servicio con atención, gentileza y amabilidad.
La mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que los primeros cuidados a los enfermos se proporcionaron en los templos, como en el caso de Asclepio (dios griego de la medicina, o Esculapio entre los romanos). A la medicina que curaba, los griegos le llamaron iatreía, terminación con la que se forman hoy los vocablos médicos: pediatría, psiquiatría, geriatría y demás palabras afines.
Con la precisión quirúrgica de galeno, Aguilar Valdez realizó una investigación fina, acuciosa y exhaustiva para relatar el origen, nacimiento, causas, antecedentes, desarrollo y avatares del Hospital Civil de Culiacán, que se fundó en 1932.
¿Apoyo y brindo hospitalidad?
