A cada rato me dicen que me veo muy bien. Y yo recuerdo al genial Gutierre Tibón, quien me decía que el ser humano tiene seis edades: infancia, adolescencia, juventud, madurez, vejez... ¡y qué bien te ves! El Erny: “Pongo el caso de mi tocayo Hemingway quien sobrevivió los padecimientos de ántrax, malaria, neumonía, disentería, cáncer de piel, hepatitis, anemia, diabetes, hipertensión, dos accidentes aéreos, rotura de riñón, rotura de bazo, rotura de hígado, una vértebra aplastada y una fractura de cráneo. Wao. O sea, era una ‘cobija muy miada’”. Y luego se suicidó el 2 de julio de 1961 de un escopetazo en la cabeza.
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“Hemingway, quien había condenado el suicidio -mas no la muerte- como un acto de cobardía, se había suicidado. Todo mundo lo sabía, pero nadie lo aceptó. Mucho menos su familia, quienes durante años manejaron el asunto como un terrible accidente en el que el escritor, mientras limpiaba su arma, se disparó de manera accidental. Sin embargo, debía llegar el punto en que se reconociera que un hombre que “no parecía pertenecer a la raza de los que se suicidan”, en realidad había desistido de los encantos de la vida.
Las razones que lo llevaron a ponerse el cañón de un arma de fuego en la frente, siguen siendo un enigma. Hemingway fue el gran representante de la literatura americana, era la imagen del triunfo del mundo de la literatura y de toda profesión en general: era encantador y un amante de las mujeres.
También fue un gran deportista, atlético; había vivido tres guerras, así que conocía la diferencia entre los distintos tipos de muerte y el por qué no había que temerle a ninguna; recibió todos los premios a los que se podían aspirar, incluido el Nobel.
¿Por qué alguien que parecía tenerlo todo en la vida decidió conocerlo en la muerte? Hemingway estaba bastante enfermo. Alejado de su adorada Finca Vigía a las afuera de La Habana, donde pasó la mayor parte de su vida -de 1939 a 1960-, se supo, después de tres años del suicidio, que estaba sumamente deprimido, que incluso fue sometido a electrochoques y que los intentos de suicidio no eran una novedad.
y una enfermedad heredada
Detrás de su muerte, la cual sigue siendo analizada por especialistas de todo el mundo, hubo un trauma mayor psicológico causado, supuestamente, por su madre, una “perra” que lo vestía como niña. Aunque también hay algo del padre en ese pasado, un hombre americano con temperamento agresivo y amor a las armas que también se suicidó con un disparo en la cabeza en 1928.
De acuerdo con el ensayo Ernest Hemingway: a psychological autopsy of a suicide, parecía que el escritor estaba destinado a morir por sus propias manos por su conducta autodestructiva, bipolaridad, daño cerebral y una personalidad narcisista. El doctor Christopher D. Martin llegó a esta conclusión después de estudiar sus obras literarias, leer su correspondencia, ver fotografías y checar los estudios médicos previos a su muerte.
¿El diagnóstico? Además de todo lo anterior, en vida dio señales de cierta psicosis presentada en sus mecanismos de defensa como la ingesta de alcohol, su actitud agresiva, la práctica de deportes peligrosos y, por supuesto, la escritura.
¿Esta podría ser la respuesta? Sí, pero tampoco dice nada. ¿Acaso la hemocromatosis hereditaria que padecía dice más? El doctor Clarence Edmonds Hemingway, nacido un 4 de septiembre de 1871 en Illinois, se suicidó un 6 de diciembre de 1928. Cuando recibió la noticia de la muerte de su padre, el ganador del Nobel dijo, “Probablemente yo termine de la misma manera”. Junto a Ernest está su padre y otros cinco familiares que se quitaron la vida, incluidos sus hermanos Úrsula y Leicester.