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PUERTO VIEJO

Hay que vernos...

    La llamada industria sin chimeneas se ha convertido en una actividad importante dentro de la economía global y también apreciada por su efecto multiplicador.

    Está en su pleno de calor el mes de julio, situación a la que los mazatlecos estamos acostumbrados pero que no por ello, dejamos de quejarnos, como si nuestro reniego influyera para que el termómetro bajara unos tres grados. Cuando alguien me dice que no aguanta el calor, le respondo que debe ser agradecido porque lo tenemos gratis, en cambio, los turistas, pagan por venir a experimentar su rigor, y vaya que, por estas fechas, se vienen por montones, a disfrutar de nuestras playas y del ambiente de fiesta que se vive por todos los rincones del puerto. Flujos de vacacionistas que consolidan a la actividad turística como el pilar de la economía local.

    Cuentan los historiadores del turismo, que los nobles de la antigua Roma, fueron los precursores del movimiento turístico, ya que, a los descendientes pudientes de los míticos Rómulo y Remo, les encantaba viajar, bien sea por el disfrute del ocio o por motivos culturales, visitando, por ejemplo, Grecia y Egipto. A los patricios romanos también se les atribuye el tema de las segundas residencias en los destinos vacacionales de su predilección, tal y como ahora sucede en diferentes plazas turísticas del mundo, entre ellas, Mazatlán.

    La llamada industria sin chimeneas se ha convertido en una actividad importante dentro de la economía global y también apreciada por su efecto multiplicador. De acuerdo a cifras del Consejo Mundial de Turismo y Viajes, al 2022, la actividad turística en el orbe generó alrededor de 8 billones de dólares norteamericanos, mismos que representaron un 7.7 por ciento del Producto Interno Bruto Mundial; porcentaje buenísimo, aunque por abajo del 8.81 por ciento alcanzado el 2018, es decir, justo antes de la pandemia que nos azotó a partir del siguiente año.

    En el caso de nuestro país, de acuerdo a registros del Inegi del 2022, la actividad turística logró un 8.5 por ciento del Producto Interno Bruto, participación que ronda el promedio mundial. En pesos, el estimado es de 2.3 billones, en números redondos y no en pesos y centavos tal y como lo hacen los expertos mazatlecos en demoscopia, que abundan en las dependencias estatales y municipales, así como en algunas cámaras empresariales.

    Sin embargo, no todo es caritas felices lo que genera la actividad turística, especialmente cuando se masifica y se da un manifiesto crecimiento del segundo hogar, así como la renta de viviendas vacacionales, factores que tarde que temprano, afectan a los residentes de los destinos turísticos, de tal suerte, que en algunos lugares se les hace el feo a los turistas y se dan actos de protesta de los pobladores, llegando al extremo de agredir a los paseantes, como está sucediendo en Barcelona.

    La italiana Venecia, recibe un promedio anual de 20 millones de turistas, residentes temporales y visitantes; por su lado Barcelona, en España, tiene un cálculo anual receptivo de 12 millones de personas. En la romántica Venecia se tiene un estimado de 260 mil habitantes y en la capital de Cataluña, España, viven 1.6 millones de barceloneses.

    Es el caso que ambas ciudades, y en otras plazas europeas, entre los residentes se han levantado movimientos de rechazo al crecimiento de la actividad turística, debido al impacto que tiene, tanto en precios de productos y servicios, así como la demanda de servicios municipales.

    Por supuesto, las autoridades, tanto de Venecia como de Barcelona, no se han cruzado de brazos ante el problema que viven sus ciudadanos y han tomado medidas para limitar las inversiones en la industria turística, por ejemplo, en la construcción y operación de centros de hospedaje, bien sea hoteleros o de fincas vacacionales.

    Hay que vernos reflejados en esos espejos, para no llegar al extremo de patear el pesebre y dejar de mirar de soslayo, el evidente desorden que ya se vive. ¡Buenos días!

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    osunahi@hotmail.com