@blankapola
Sinembargo.MX
Diecisiete millones de visones son sacrificados. Es lo que se ha estado leyendo en las redes, sacrificados por haber dado positivo al Covid-19.
Matarlos por supuesto, no es la solución, dejarlos vivir es la solución. ¿A qué me refiero con esto?
Una vez más el hacinamiento de animales nos da una lección fatal: Dinamarca, España y Países Bajos están sacrificando a millones de visones criados en granjas, situación que se habría evitado dejándolos vivir antes de pensar en arrancar su piel y criarlos en masa, un recurso que no es necesario.
El Covid ha sido catastrófico para todos oficialmente, y podría serlo también para los animales en peligro de extinción como los gorilas y chimpancés.
En el caso de los pobres visones, se concluyó a principios de la pandemia que el humano podía contagiarlos y así creamos su propia epidemia, citando al profesor Francois Balloux, experto en genética: “Esto es un ejemplo típico de lo que funciona mal con la ciencia y la comunicación en la época del Covid-19. Una observación interesante se malinterpreta y estalla fuera de proporciones, terminando en una historia boba y confusa que alimenta miedos y más confusión en el público”.
Ha aclarado que no existen pruebas de que esta mutación en los visones suponga una preocupación para los humanos, que además fue un humano el primero en contagiar a un visón.
Y así como este resumen hay mucha información pública sobre la pandemia, incluyendo estudios científicos que comprueban lo precipitado que fue la decisión de sacrificar a dichos visones, investigaciones en las que por cierto se muestran imágenes desgarradoras de máquinas gigantes recogiendo y “desechando” los cuerpos de las víctimas de la vanidad, como si estuviesen enterrando basura.
Así que cada día de este año nos ha enseñado que la solución a la pandemia es dejar de explotar, hacinar, usar, etcétera, a los animales. La solución es dejarlos vivir.