Hackeo a Rocha Moya, ¿de parte de quién? Investigar y castigar en lugar de desestimar

OBSERVATORIO
    Hoy se trata de los dispositivos de comunicación de Rocha Moya; dentro de algunas semanas la que podría ser afectada es la seguridad digital del Gobierno de Sinaloa

    Por tantos motivos, aunque el principal es que recibe y proporciona información clave para el gobierno que encabezará en Sinaloa desde el primer día de noviembre, Rubén Rocha Moya debe denunciar ante la Fiscalía General del Estado, o de la República, la intromisión de la delincuencia cibernética en sus dispositivos privados de comunicación. Es de alta necesidad que conozca, ya, quién y con qué fines le deletrean y alteran la mensajería digital personal y seguramente cuanta plataforma de Internet utiliza en preparación de la asunción al cargo.

    A 82 días de rendir protesta como Gobernador se ha colocado en el ojo de los servicios de fisgoneo que disponen el gobierno, la delincuencia y ciertos actores políticos, todos de obsesiva propensión a merodear en el manejo de instituciones y la vida de personajes claves. Esto dejó de ser producto del delirio de persecución que invade a aquellos que toman en sus manos los controles de poderes legítimos y fácticos y pasó al terreno de la autenticidad probada una y otra vez por investigaciones en la materia.

    En todo caso la preocupación se sitúa en para qué y quiénes espían a Rocha Moya. A raíz de que el morenista difundió el domingo en Twitter que su número de teléfono celular fue hackeado y solicitó “ignorar todo mensaje recibido vía Whatsapp u otra aplicación” quedó en evidencia lo que cualquiera sospecharía: el Gobernador es observado, decisión a decisión, letra a letra, por múltiples apetitos injerencistas de talante delictivo.

    Es difícil creer que en algún momento Rocha se haya creído libre de espionaje. Ha padecido el asedio intrigante al ras de la persecución desde que su participación en el movimiento comunista lo puso en la mira al ocupar en 1983 una curul en el Congreso del Estado por el Partido Socialista Unificado de México y luego aspiró a la gubernatura en 1986 por el Movimiento Popular Sinaloense y repitió tal pretensión en 1998 bajo la postulación del Partido de la Revolución Democrática.

    De 1993 a 1997, siendo Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, fue puntualmente seguido por la Dirección de Gobierno y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, los entes espías estatal y federal que lo clasificaron como sujeto a escudriñar al tratarse de un miembro de la entonces catalogada como izquierda radical. Es posible que durante su desempeño como Senador del Movimiento Regeneración Nacional, de 2018 a 2021, haya ocurrido el hackeo que hoy denuncia ya que otros senadores morenistas también notaron el 8 de agosto la alteración de sus mensajes por Whatsapp.

    Lo del domingo enciende luces de alarma en la seguridad del Gobernador electo. En la protección de su integridad física y de sus medios de contacto. Al detectar que los mensajes enviados fueron distorsionados en contenido y receptores, alguien lo quiere probar en lo que respecta a los sistemas de resguardo personal y de comunicación con que cuenta. Ver dicho incidente como travesura de algún hacker aficionado implica potencializar la coyuntura de peligro.

    Por eso importa que, independientemente de la poca confianza en que las fiscalías lleven a buen término las investigaciones, se efectúen las denuncias y sean supervisadas para que la Policía Cibernética haga bien su trabajo. Es del conocimiento público que la Guardia Nacional ha sido dotada de recursos humanos y técnicos capaces de ubicar y desarticular a la delincuencia perpetrada mediante sistemas informáticos.

    Uno de los apremios en los tiempos modernos consiste en evitar que la práctica del espionaje sea normalizada a tal grado que las instituciones de procuración y administración de justicia le ponen muy poca voluntad a atender las querellas que a diario brotan a lo largo y ancho del País, como moscas en el albañal. La escasa o nula eficacia de la ley para contener al crimen cibernético le abre pauta al conformismo traducido en la interrogante de qué caso tiene quejarnos si todos los ciudadanos formamos parte del “big brother” nacional, con 14 billones de amenazas de ciberataques en México en 2020, que representan el 34 por ciento de las que ocurren en América Latina en general, según el informe 2021 de FortiGuard Labs, organización de investigación e inteligencia en ciberseguridad

    Hoy se trata de los dispositivos de comunicación de Rocha Moya; dentro de algunas semanas la que podría ser afectada es la seguridad digital del Gobierno de Sinaloa. La toma de previsiones tiene que ver con dilucidar si el hackeo es parte del enemigo en casa, constituye un error que delató a espías aprendices, anuncia la colocación de enormes escuchas y mirones encima del sexenio rochista, o es la delincuencia organizada la que comienza a vigilar palmo a palmo la llegada a Sinaloa de la Cuarta Transformación.

    Reverso

    Busquen muy bien entre ustedes,

    A aquel desesperado ojete,

    Que quiere le digan las redes,

    Qué cargo tendrá en el Gabinete.

    Solidaridad anticipada

    En la desesperación por salvar la vida de seres queridos contagiados del virus SARS-CoV-2, con hospitales llenos, medicamentos y oxígeno escasos, así como la medicina privada haciendo el gran negocio en aras de la pandemia, muchos sinaloenses extienden el reclamo de ayuda a Rubén Rocha Moya, sin caer en cuenta de que éste todavía no asume el cargo de Gobernador. Por el mínimo sentido de humanidad, ¿podría el próximo Mandatario estatal adelantar la designación del Secretario de Salud o de un enlace en la materia, para que en el período de transición vaya tomando el control de la crisis endémica que le será traspasada dentro de algunos días como papa caliente?