El pasado siete de octubre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dio a conocer que suspenderá el estímulo económico a las, y los investigadores miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que están adscritos laboralmente a Universidades privadas.
Según un artículo del académico Héctor Vera, se trata de alrededor de 1,500 científicos y tecnólogos de universidades como la Iberoamericana, del ITAM, la Universidad Panamericana, Tec de Monterrey, entre otras.
Esta iniciativa del Gobierno federal con el fin de optimizar recursos económicos, tendrá un fuerte impacto en la vida académica, tanto personal de los investigadores, como institucional en estas universidades. Pues el estímulo de un miembro del SNI nivel 1, representa alrededor del 50 por ciento del sueldo de un profesor de tiempo completo. Es un duro golpe al ingreso familiar, y muchos de ellos –como ya me han comentado colegas- considerarán emigrar a otros países donde les ofrezcan mejores condiciones económicas. Habrá pues, una fuga de cerebros.
La fuga de cerebros, es una metáfora que surgió en Reino Unido en 1957 (Rand, 1957). En esta visión, los profesionistas son capital humano, en el que los Estados han invertido y que, por lo tanto, no se deben perder. En este enfoque, los países de destino ganan y los de origen pierden con la migración de profesionistas altamente calificados, que es generalmente irreversible. Asimismo, los países de destino son generalmente más desarrollados que los de origen y ofrecen mejores condiciones para desempeñarse.
En la actualidad, la fuga de cerebros es ya un gran problema para México, pues el País ha invertido miles de millones de pesos en becas para estudiantes de posgrados en México y en el extranjero, mientras que muchos de ellos se insertan laboralmente y contribuyen social y económicamente a otro país que no es éste. Tan sólo en Estados Unidos se calculan más de un millón de mexicanos altamente calificados. Los que emigran tienden a tener muchos años de escolaridad formal y alta preparación técnica, ellos no están ligados a ningún país en particular, sino al sistema global capitalista. Se trata de personas con alta movilidad a nivel internacional, que son bilingües, o incluso multilingües.
A escala mundial, los lugares hacia donde más se dirige la migración calificada son lo que Richard Florida (2005) llama “imanes globales de talento”, entre los que sobresalen nuestros vecinos del norte: Canadá y Estados Unidos.
Una política que ha tenido la función de mantener el capital humano dentro de México hasta ahora, son los programas de “Retención” y “Repatriación” del Conacyt, que consiste en financiar por un periodo determinado, el salario de los jóvenes con estudios de Doctorado que se inserten laboralmente en una institución pública en el país (que por cierto yo soy uno de ellos). Pero estos programas seguramente están en riesgo de desaparecer también.
Y el Gobierno estatal en Sinaloa parece tener la misma lógica que el de la 4T, pues en días pasados se anunció la desaparición del Instituto de Apoyo a la Investigación e Innovación (INAPI); instituto encargado de promover, apoyar, gestionar, fomentar y administrar la actividad científica del estado. Esto bajo el argumento de que “ya no tienen razón de ser”.
En vez de desaparecer estos incentivos, los gobiernos estatal y federal, deberían de reforzarlos, pues la educación e investigación es la mejor inversión que pueden hacer. Se debe invertir para formar y retener al talento mexicano y evitar que sigan emigrando al extranjero.
Es cuanto…..
** Consejero Consultivo de la CEDH de Sinaloa
**Doctor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Sinaloa