Editorial
¿Quién no se ha emocionado de ver a una Rosario Espinoza colgarse una medalla en alguna Olimpiada? ¿O de cómo ha triunfado Briseida Acosta en los Panamericanos? O para estar más actuales, ¿que Roberto Osuna o José Urquidy estén desde este martes participando en la Serie Mundial de beisbol con los Astros de Houston?
También, ¿quién no presume que el mejor camarón que se captura en México es el de Sinaloa? ¿Y que aquí se elaboran los mejores mariscos? ¿Y que aquí también se produce mango de calidad mundial?
O también, ¿quién no defiende que el mejor lugar para el turismo es Mazatlán, mientras otros nombran a Altata, otros El Maviri o Las Glorias y otros más Teacapán? ¿O no defienden también que para el paseo y la aventura, nada mejor que las dunas en Angostura o la sierra en Concordia, o algún pueblo colonial como El Fuerte?
Sí, hay muchas cosas de las que se puede estar orgulloso de ser Sinaloa y sí, se va a seguir hablando y se seguirá presumiendo frente a los otros, a los que no viven y no conocen a Sinaloa y a quienes se les convencerá de visitarlo.
Pero hablar bien del estado no debe significar que se debe guardar silencio y voltear para otro lado ante los problemas que aquejan a la entidad.
Así como hablar bien le hace bien a Sinaloa, también asumir la realidad que le toca vivir al estado, analizarla y plantear propuestas le beneficia.
La inseguridad y la cultura del narcotráfico sigue siendo el talón de Aquiles de esta entidad, pese a tantos logros, tantos méritos y tantas bondades que se tiene en el estado.
No hay que dejar de revisar sus problemas, ni voltear hacia otro lado, para hacer como si no existieran. Los tiempos de crisis, como el vivido la semana pasada en Culiacán, deben servir para reaccionar y buscar las soluciones a estos conflictos.
¿Qué hace el Gobierno para revertir los problemas que se tienen? ¿Cómo contribuyen los empresarios a cambiar la realidad que se vive? ¿Qué compromisos asumen los medios de comunicación? Y, sobre todo, ¿qué se está haciendo como sociedad?
Encontrar soluciones al problema de la inseguridad en Sinaloa es una responsabilidad de todos. Sí, hay que hablar bien del estado. Y sí, hay que ayudarle a repararse.