La generosidad es una de las virtudes más apreciadas y cuando se practica abre la puerta a la esperanza.
El término generosidad se asociaba primeramente a la persona noble y valiente, que había nacido de buena familia, por eso se fincaba en el radical “gen”, relacionado con el nacimiento, estirpe o familia.
Sin embargo, con el tiempo se amplió el significado del concepto para significar la ayuda que se brinda a los demás, sin esperar nada a cambio.
Cuando se habla de la generosidad de una persona, normalmente se alude a otros conceptos afines, como son: solidaridad, filantropía o altruismo. La solidaridad indica la solidez del vínculo contraído con la comunidad, porque la unión crea un vínculo firme y compacto; la filantropía conecta directamente con la fraternidad porque se refiere al vínculo de amor o amistad con todo hombre, que se convierte en hermano (frater); el altruismo se vincula con el bien que se hace a los otros (altrui), de manera que en cada ser humano se contempla un alter ego (otro yo).
Decíamos al inicio que la generosidad aumenta directamente la esperanza, como lo recuerda el lema de la fundación Mujeres que viven, A.C: “Mientras existan corazones generosos habrá esperanza”, que apoya física y emocionalmente a las pacientes de cáncer de mama y a sus familias, la cual fue fundada en Mexicali, en 2011, por María de Jesús Villalobos de Murillo, quien acaba de fallecer el pasado 24 de junio.
“Marucha”, como le decían cariñosamente, era originaria de Costa Rica, Sinaloa. Se convirtió en nuera de Enrique Murillo Padilla, fundador de Noroeste junto con su esposa Pompi Rogers de Murillo, pues contrajo matrimonio con Dio Murillo Rogers, quien es presidente del Club Águilas de Mexicali.
¡Descanse en paz!
¿Comparto con generosidad y brindo esperanza?