"Gana el peatón las calles de Culiacán. Retomar ejemplo de Estrada Ferreiro"
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Regresarles a los peatones el primer cuadro de Culiacán es la mejor decisión que ha tomado desde que está en el cargo el Alcalde Jesús Estrada Ferreiro y lo hizo sin dejarse intimidar por actitudes rijosas que no quieren diálogo ni acuerdos, sino confrontación. Parece decidido a plantarse en la ley para establecer un sistema de movilidad urbana a la altura de los nuevos tiempos y que todos los presidentes municipales de Sinaloa deberían replicar al tratarse de políticas públicas de incuestionable bienestar social.
Ahora, caminar en el corazón de Culiacán sintetiza la victoria lúdica de los ciudadanos, ya sin la congoja de ser arrollados por vehículos y camiones que con los bufidos de motores reclamaban como suyas las calles. Además ganan nitidez los pregones de las vendimias y dan ganas de consumirles nomás por gusto, mientras el aire festeja con olor a limpio el hecho de que le quitaran las humaredas que brotaban de los mofles tiznados.
Se le nota más garbo a la Perla del Humaya que soportó toda una vida siendo rehén del mal interpretado y aplicado progreso citadino. Con todo y las resistencias a la modernidad será fácil habituarnos a recuperar el espacio público y extender tal reconquista a zonas de Mazatlán, por ejemplo, que piden a gritos la salida del caos y los diferentes tipos de contaminaciones para cederle el paso a la relajada convivencia humana.
Hay que ir por más en Culiacán y otras ciudades. El área que abarca desde la Machado hasta el Mercado Pino Suárez, incluyendo la zona de Catedral, el edificio sede del Ayuntamiento y la Plazuela República está llamada a integrar un corredor peatonal en Mazatlán para el disfrute de los habitantes y los turistas. Las máquinas deshumanizan lo urbano y jamás debe pasarse por alto que son las personas las que le dan la razón de ser a la vía pública.
Lo que ganamos en Culiacán es poco frente a los enormes desafíos de la sostenibilidad urbana. Se celebra lo alcanzado no porque signifique la consumación del sueño de tener ciudades para vivirlas; lo que resalta es el indicio de voluntades dispuestas a pagar los costos políticos que derivan de afectar usos y costumbres que fincadas en la anarquía acabaron apropiándose de lo que nos pertenece a todos.
Estamos alegres porque al fin alguien se animó a hacer valer el derecho de los transeúntes y a devolverle al pavimento o al adoquín la vocación que reclamó durante décadas, desde que Jesús Antonio Malacón Díaz, el más generoso de los servidores públicos que ha tenido Sinaloa, lo planteó siendo director general de Tránsito y Transportes del Gobierno del Estado en 1983. Enseguida vinieron las ciudades sustentables diseminadas en el mundo y las urbes de Sinaloa continuaron rezagadas.
Nos tardamos demasiado. En 2018 el Instituto Municipal de Planeación aceleró los protocolos para un centro urbano ordenado, compacto, disfrutable y sustentable en Culiacán con aquel esfuerzo que encabezó Juan Carlos Rojo Carrascal y que incluyó estrategias de inducción a la participación ciudadana para avanzar a lo que hoy se materializa. Mucha insistencia, tantos cabildeos y exagerados miedos a implementar desde antes lo que por fin se logra, así sea erigido este progreso en medio de la rabia propia de los que defienden el dominio de lo particular por encima de lo general.
Quién iba a pensar que Estrada Ferreiro, aquel que durante el primer año del desempeño como Alcalde mostró extraviada la brújula de la gobernabilidad, hoy encabece la más importante labor para convertir el cuadrante central de la capital sinaloense en un espacio caminable, el mismo propósito que el Implan empujó bajo la gestión de Juan Carlos Rojo Carrascal que por cierto se retiró de tal encomienda al resultar víctima de los primeros coletazos autoritarios de la llamada Cuarta Transformación.
Es de ley reconocérselo a Estrada Ferreiro. A los políticos hay que sostenerles el privilegio de la duda hasta que el hartazgo cívico determine que de plano ya no tienen lucha. Cuando el alcalde morenista comenzó con la defensa del peatón al instalar topes de control de la velocidad en puntos dominados por las cafres del volante no supimos dimensionar hasta dónde llegaría. Sí quiso y sí pudo: los tiranos ocultan los problemas; los buenos gobernantes los solucionan.
Por mantener firmes los esfuerzos a favor de Culiacán como ciudad sustentable, por no detenerse frente a los intereses que resultaron afectados, el Alcalde Estrada Ferreiro merece el reconocimiento y sobre todo el apoyo de la población para no retroceder en lo ganado. Qué bien le sienta a Culiacán esa imagen de villa redimida.
Reverso
Quisiera ser como el ciempiés,
Con pasos que nunca se cansarán,
Y andar cien veces a la vez,
Por las calles libres de Culiacán.
Tortura reciclada
Como en los tiempos de Ceferino Ojeda, el director de la Policía de Culiacán que en los años 80 del siglo pasado le ordenaba a su comandante Guadalupe Leyva que les sacara a punta de golpes las declaraciones inculpatorias a los detenidos, sin importar cómo “haiga sido”, en la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Escuinapa se retrocede casi medio siglo en lo que respecta a derechos humanos y métodos de investigación criminalística, y alguien debe responder por ello ante la justicia, pudiendo ser el Alcalde Emmett Soto Grave quien pague los platos rotos de sus agentes preventivos. Y tiene que ser tan ejemplar el castigo para que ningún servidor público siga creyendo que los ilícitos se combaten incurriendo en delitos más graves que los que se tratan de esclarecer.