Fuentes fidedignas

    Lo conocí cuando era un joven reportero que compartía las labores de redacción en el periódico Noroeste, bajo la dirección de Silvino Silva Lozano, también fallecido en este fatídico mes, al igual que el asesinato de Javier Valdez. Poseía una intuición y olfato especial para investigar, a lo cual aunaba una excelente redacción y narración, lo que lo convirtió en un reportero cualificado. Lo recuerdo alto y espigado, amable, pero un poco tímido y retraído.

    Hay noticias que te resistes a aceptar. Comienzan a esparcirse como fuego sobre un campo seco, pero sigues manteniendo la esperanza de que todo permanezca en un rumor no confirmado. Sin embargo, llega el momento en que el cielo se derrumba, lo fatal se confirma y la incredulidad se transforma en dolor, impotencia, rabia, reclamos y llanto.

    Esto fue lo que se vivió el jueves a mediodía. El cuerpo encontrado asesinado en las inmediaciones de un monte cercano a Culiacán era el del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos. Las fuentes resultaron fidedignas, como titulaba el reconocido periodista su portal y su columna.

    Lo conocí cuando era un joven reportero que compartía las labores de redacción en el periódico Noroeste, bajo la dirección de Silvino Silva Lozano, también fallecido en este fatídico mes, al igual que el asesinato de Javier Valdez.

    Poseía una intuición y olfato especial para investigar, a lo cual aunaba una excelente redacción y narración, lo que lo convirtió en un reportero cualificado. Lo recuerdo alto y espigado, amable, pero un poco tímido y retraído. Buen compañero de trabajo y muy amigo de Adriana Ochoa, quien era también una joven reportera del mismo medio y hoy se desempeña como Coordinadora de Comunicación Social de Gobierno del Estado.

    El compañero periodista Arturo Sánchez fue quien me comunicó los rumores de la identidad del cuerpo encontrado. Una vez confirmado el hecho, me comuniqué con Antonio Quevedo Susunaga y compartimos nuestro pesar e indignación.

    Pronto, una ola de mensajes inundó los medios de comunicación, portales, redes sociales y asociaciones de periodistas para expresar la solidaridad, dolor, condena, rabia y exigencia de esclarecimiento de los móviles, así como para pedir el ejemplar castigo de los responsables de tan artero asesinato.

    ¡Descansa en paz, Luis Enrique!

    ¿Exijo justicia expedita?