El éxito y el fracaso nunca son definitivos.
De manera inexorable, el Frente Ciudadano por México comienza a desgajarse por pugnas internas y porque la realidad lo ha enfrentado con la única verdad: nunca fue una verdadera operación política en favor de ciudadanos sino siempre un acuerdo cupular de dos partidos en declive crítica, cuyos dirigentes tienen ambos un pie en la calle.
El PRD (o sus cenizas con vocación de Ave Fénix) se mira disminuido, agujereado, dividido por sus propias tribus caníbales. Alejandra Barrales, por disposición estatutaria e inapelable sentencia del Tribunal Electoral, deberá dejar la dirigencia del PRD a más tardar el sábado 9 de diciembre, por andar navegando con doble “cachucha” como Senadora y dirigente partidista. Habrá quien diga que la orden judicial libera a Barrales, quien ya tiene todo listo para convertirse en candidata frentista al Gobierno de la CDMX. Puede ser. Lo grave es que los otros dos “socios” del PRD (PAN y Movimiento Ciudadano) desconfían que tras el relevo de Barrales las tribus Alianza Democrática Nacional (ADN), Izquierda Democrática Nacional (IDN) y Vanguardia Progresista, que apoyan a Miguel Ángel Mancera, se opongan a asumir el pacto de coalición respaldado por Los Chuchos y Los Galileos que avalan la candidatura del panista Ricardo Anaya.
En el PAN, secuestrado por su líder nacional, tampoco hay calma. El gran promotor del frente, precisamente Ricardo Anaya, no logra salir de la esquina del cuadrilátero donde recibe golpes a mansalva. El valor y el prestigio del queretano se esfuman al tiempo que se multiplican las notas periodísticas y las denuncias en su contra. El hecho es que cada vez son menos quienes creen que Anaya tenga los arrestos para ser el candidato que conduzca al cónclave opositor a la victoria.
A estas alturas, al “frente” le sobran disputas. Su fuerza potencial se diluye en la codicia de sus integrantes. La visión de conformar una verdadera opción y un tránsito hacia un cambio de régimen político está en vilo en medio de vanidades y traiciones, como la de Barrales, comprometida con Los Chuchos para apoyar la candidatura presidencial de Ricardo Anaya en contra de Miguel Ángel Mancera, quien por cierto es el único ciudadano convocado por el frente ciudadano -vaya paradoja-.
Todos los factores alrededor del frente chocan entre sí. Todo se ha ido en intrigas de las cuales Dante Delgado, líder del Movimiento Ciudadano, es maestro consumado. Es el único indemne en todo este sainete de máscaras, disfraces y antifaces.
El bloque opositor es un frente electoral cuyos componentes quieren todos lo mismo y no lo pueden lograr.
–¿Será que el “frente” pintaba para “gallo” y antes de nacer ya trae cara de pollo desplumado, como profetiza López Obrador?
Entre cuitas de sus dirigentes y gritos de suspirantes el Frente Ciudadano se tambalea, para solaz y esparcimiento de sus adversarios morenos y tricolores.
El monje meticuloso:
Publica el diario Reforma una encuesta “peliaguda” que da ventaja evidente -12 puntos- a favor de López Obrador en las preferencias electorales; asegura que Anaya y Meade pelean el segundo lugar. Pero hay un pequeño detalle. El dichoso sondeo fue realizado entre el 23 y el 27 de este mes, es decir, antes y el mero día del “destape” del candidato virtual del PRI... y eso “calienta” a la dirigencia tricolor.
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