Los cuadros depresivos son cada día más frecuentes, sobre todo entre la población juvenil, debido a la tensa y violenta situación que vivimos.
Es normal que ante un cuadro de esta clase se reaccione con sentimientos de ira, tristeza y desinterés, puesto que los adolescentes y jóvenes perciben, con dramáticos altibajos emocionales, que son incapaces de alterar o cambiar el orden de las cosas.
La angustia que experimentan influye determinantemente en sus cambios de ánimo y de comportamiento, por eso se tornan especialmente taciturnos, irritables, aislados, faltos de concentración, descuidados y con muy baja autoestima, la cual puede lindar con pensamientos de suicidio.
Ante estos signos, se debe actuar con rapidez para buscar ayuda, pues es fácil que los síntomas empeoren si no se les atiende oportunamente. Hay que proporcionarles ayuda para que busquen atención médica, psicológica y espiritual, controlen su estrés y cultiven sus relaciones de amistad, a la vez que fortalezcan su ánimo y capacidad de resiliencia.
Abriendo más nuestro enfoque, habrá que decir que las depresiones se han agudizado no solamente en los seres humanos, sino también en los fenómenos de la naturaleza, como se está observando con mayor virulencia en España, país que ha sido dramáticamente golpeado por dos fenómenos de lluvias torrenciales, conocidos con las siglas de “DANA” (Depresión Aislada en Niveles Altos), también llamada “gota fría”.
Desde el 29 de octubre, las torrenciales lluvias (de más de 600 mm) se abatieron sobre Aragón, Castilla-La Mancha, Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, ocasionando una de las peores catástrofes hidrológicas con cuantiosos daños materiales y al menos 224 personas fallecidas. A estas regiones y comunidades se sumó Málaga con la segunda “DANA”, que amenaza también Sevilla. Sicilia, en Italia, se añade también a las comunidades afectadas por temporales extremos.
¿Prevengo y atiendo depresiones?
