Fentanilo, un problema que México niega (pero ahí está)

SORTILEGIOZ
    Es evidente que los precursores de fentanilo localizados y asegurados por la Sedena, tan solo en los dos casos aquí expuestos, entraron al país de forma ilícita, pero ese es un tema al que el Gobierno de la República no quiere entrar: proteger los puertos, marítimos, aéreos, terrestres, para evitar el tráfico de precursores para fentanilo y otras drogas. La solución al problema del tráfico de fentanilo, se aleja cada vez que el Presidente se niega aceptar que el fentanilo mexicano existe, y ahuyenta también la probabilidad de una política antidrogas que podría ser eficiente...

    @adelanavarro

    SinEmbargo.MX

    -

    A inicios de 2021, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó que la conducción, administración y seguridad de los puertos mexicanos recaería en la responsabilidad de la Marina. La milicia tomando el liderazgo en el resguardo de los puertos marítimos, sucediendo a las autoridades civiles. “Si no hay seguridad no puede haber progreso, no puede haber crecimiento, no hay paz, no hay tranquilidad. Ya hacía falta que la Secretaría de Marina se ocupara de los puertos”, dijo el Mandatario al informar del cambio de política administrativa.

    En la información pública de los principales puertos marítimos de México, Manzanillo, Colima, Lázaro Cárdenas Michoacán, y Veracruz, Veracruz, no hay datos recientes que indiquen el aseguramiento de precursores para la elaboración del fentanilo. Las Fuerzas Armadas Mexicanas suelen informar a cuentagotas ante la ausencia de resultados, y por todo lo alto cuando les cae un gran paquete.

    Investigadores, estudiosos, tanto de México como de los Estados Unidos, coinciden en que el fentanilo mexicano es producido a partir de precursores que entran de forma ilícita al País, mayormente por los puertos marítimos, dada su procedencia de países donde hay regulaciones laxas para el manejo de los mismos, como China o Alemania.

    El “descubrimiento” de por lo menos dos grandes laboratorios de drogas sintéticas en Culiacán, Sinaloa, es prueba fehaciente de que los precursores están entrando a México de manera impune. El 15 de febrero de 2023, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, localizaron y aseguraron el que llamaron “(por la cantidad de reactores) el laboratorio de mayor capacidad de producción de droga sintética que se tenga registrado históricamente y durante la presente administración”.

    De acuerdo con reportes periodísticos e información proporcionada por los militares, en el narcolaboratorio de Culiacán encontraron: 629 mil pastillas de fentanilo, 128 kilos de fentanilo granulado, 100 kilos de metanfetamina, 750 kilos de ácido tartárico, 275 kilos de manitol, 225 kilos de sosa cáustica, 28 reactores de síntesis orgánica (maquinaria de acero para generar las reacciones químicas en la elaboración de las drogas).

    Las pastillas de fentanilo ahí encontradas, y el resto en proceso, fueron elaboradas en México a partir de distintos componentes, precursores extranjeros y elementos accesibles en el País. Es evidente, por el hallazgo de la Sedena, la información proporcionada por ellos mismos y las imágenes del laboratorio clandestino, que, efectivamente, en México se produce el fentanilo en pastillas, lo cual contradice la posición asumida por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en insistir en sus conferencias matutinas recientes, que en México “no se produce fentanilo”.

    Otro ejemplo.

    El 6 de abril de 2022, también en Culiacán, Sinaloa, elementos de la Sedena y de la Guardia Nacional, por información provista por esas mismas instituciones, localizaron e inhabilitaron otro laboratorio de drogas sintéticas. En el mismo, según el resumen informativo proporcionado a la prensa, localizaron: 120.215 kilos de pastillas de fentanilo, 2 mil 861 de fentanilo en polvo, 37 kilos de pasta con fentanilo, 3 kilos de heroína, 80 litros de metanol, 25 kilos de sorbito, maquinas mezcladoras de químicos y maquinas “tableteadoras”.

    Una vez más la Sedena informó de la manufactura de pastillas de fentanilo en México, un proceso realizado de forma ilícita por los cárteles de la droga a partir de los precursores para el fentanilo y otros elementos, los cuales fueron localizados en el laboratorio clandestino hace unos días en Culiacán.

    Los hallazgos de los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, dan cuenta de por lo menos dos omisiones, dado que se trata de información oficial, de hecho verificable, esta sí, en la página electrónica de la Secretaría, se desprende que: uno, la Marina no está generando buenos resultados en la protección y seguridad de los puertos marítimos, dado que es por esos puntos de conexión, por donde entran los precursores para el fentanilo que provienen en cantidades industriales, del extranjero, sea China, sea Alemania. Dos, el Presidente está mal informado, en México sí se produce fentanilo, no solo se “troquela” como él lo ha asegurado, sino que se crea a partir de los precursores y otros elementos químicos.

    Particularmente, y eso resulta una obviedad ante el lugar del hallazgo de los dos laboratorios clandestinos referidos letras arriba, el Cártel de Sinaloa es la organización criminal que más fentanilo produce y trafica hacia otros países. En otra medida, pero no de menor relevancia, el Cártel Jalisco Nueva Generación hace su ilícita aportación en la producción y tráfico de fentanilo, y también investigadores tienen registrada la participación de organizaciones criminales de Centro América.

    Una de las medidas que la comunidad internacional realiza para frenar el tráfico de precursores, es añadir al listado de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, los precursores que se pueden utilizar para la fabricación de fentanilo y otras drogas, los cuales se someten a un control internacional, para penalizar su transportación ilícita, lo cual les permite a los distintos países, poder incautar los materiales en puertos, o “tomar medidas más enérgicas para evitar que se desvíen de la industria lícita y colaborar más estrechamente a través de las fronteras internacionales”, como sugiere la misma UNODC.

    Sin embargo, si el problema del fentanilo mexicano se sigue negando por parte del Gobierno de la República, es lógico que no se pueda perseguir aquello que “no existe”. Si el Presidente de México insiste en que “no” se producen en el país pastillas de fentanilo, a pesar de los hallazgos de la Sedena (precursores, maquinaria y drogas químicas), para qué exigir que la Marina, administradora y protectora de los puertos marítimos, refuerce los operativos para detectar y asegurar los precursores para el fentanilo, y así evitar que estos lleguen a los laboratorios clandestinos de los cárteles.

    Es evidente que los precursores de fentanilo localizados y asegurados por la Sedena, tan solo en los dos casos aquí expuestos, entraron al país de forma ilícita, pero ese es un tema al que el Gobierno de la República no quiere entrar: proteger los puertos, marítimos, aéreos, terrestres, para evitar el tráfico de precursores para fentanilo y otras drogas. La solución al problema del tráfico de fentanilo, se aleja cada vez que el Presidente se niega aceptar que el fentanilo mexicano existe, y ahuyenta también la probabilidad de una política antidrogas que podría ser eficiente, más allá de campañas anti consumo (que también son necesarias), una estrategia anti producción. Aceptar que el problema existe es la única manera de comenzar.