En esos hombres y mujeres estaba cifrado un manojo de esperanza, una pizca de optimismo. Los candidatos independientes. Los candidatos autónomos. Los candidatos que se iban a construir fuera de los partidos y ofrecer opciones alternativas frente a su descrédito. Ellos presionarían a las posibilidades existentes, ofrecerían rutas de representación distintas, tenderían nuevos puentes entre los ciudadanos y el poder. Ellos iban a encarar el déficit democrático y airear a la política. Eso pensábamos. Eso creíamos hasta que personajes como El Bronco y El Jaguar distorsionaron el sentido de la ruta independiente, llenándola de lodo, tirando basura por doquier. Con su proceder están destruyendo y manchando fórmulas alternativas de participación que el país necesita. Ya no pueden ser considerados como baluartes del cambio quienes se han transformado en falsos profetas.
Falsos por la forma en la cual armaron sus candidaturas, vendieron su imagen, reclutaron a sus seguidores, obtuvieron sus firmas. Según el INE, Jaime Rodríguez recabó 2,034,403 firmas, pero sólo 835,511 fueron válidas, 59 por ciento inválidas. Armando Ríos Piter recabó 1,765,599 firmas, pero sólo 242,646 fueron válidas, 86 por ciento inválidas; Margarita Zavala recabó 1,578,774 firmas, pero sólo 870,168 fueron válidas, 45 por ciento inválidas. Ellos no llegan a la boleta y ella pasa de refilón, apenas, argumentando irregularidades producidas por un infiltrado a su campaña. Haiga sido como haiga sido, tanto el proceso como los resultados demuestran prácticas condenables de oportunistas disfrazados de autónomos, “ciudadanos” comprando firmas, falsificando credenciales, simulando apoyos.
Candidatos fariseos por los vicios de origen que traían cargando desde el momento de anunciar sus candidaturas. Jaime Rodríguez, ex priista, cuya entrada a la contienda fue impulsada desde Los Pinos para dividir el voto opositor. Armando Ríos Piter, ex perredista, emulando la misma estrategia. Margarita Zavala, ex panista, militante de toda la vida de un partido del cual se salió cuando no le ofrecieron la candidatura presidencial. Con estos incentivos y estos antecedentes, difícil creer que iban a convertirse en un correctivo a partidos que han perdido el rumbo, que han dejado de ser puente, que han privilegiado la lógica patrimonial por encima de la función representativa. Con estas trayectorias y estas formas de actuar, imposible creer que iban a ser una amenaza permanente a partidos divorciados de una ciudadanía desilusionada con ellos. Independientes adulterados, independientes ficticios, independientes impostores. Tenían y tienen poco que ofrecer más allá de la marca “independiente” que ya mancharon.
Pero también parte de la culpa recae en la pésima legislación que les dio vida. Con los requisitos que el INE ha exigido, es más fácil lograr la paz en Medio Oriente que ser candidato independiente a la Presidencia. Los umbrales de apoyo son excesivos, las barreras de entrada son demasiado altas, como lo demostró el caso de Marichuy, con 94.5 por ciento de firmas válidas pero aun así insuficientes. A través de estas reglas no se incentiva a los verdaderamente independientes, sino a los que tienen acceso a estructuras cuasi partidistas o historias de participación en un partido. Vía estas normas se abre la ambigüedad para determinar quién puede o no puede estar en la boleta, para decidir arbitrariamente cuándo un candidato que viola la ley -pero solo un poquito- puede estar en la boleta.
Más valor y reconocimiento y felicitación entonces a quienes sí lograron remontar los obstáculos para ser independiente y lo hicieron limpiamente; firma legítima tras firma legítima. Pedro Kumamoto y Manuel Clouthier y Carlos Brito, ejemplos a seguir, portavoces de lo posible. Ojalá puedan seguir siendo la encarnación de fuerzas, perfiles y anhelos que los partidos acaparan o sofocan. Ojalá introduzcan más ideas, más debate, más atención a los temas álgidos que los partidos no quieren tocar, como la reducción al financiamiento público y la vinculación de ese financiamiento al voto efectivo, no al padrón electoral. Ojalá su participación demuestre por qué los partidos no deben tener el monopolio de la participación en la esfera pública. Y ojalá modifiquemos la regulación exigida a los verdaderos independientes para que sea posible facilitar su presencia e impedir la llegada de más falsos profetas.
Twitter: @DeniseDresserG