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El País atraviesa por una situación estelar en su historia, después de un largo periodo de extravío. La corrupción había sido llevada a niveles nunca vistos desde el propio gobierno y hasta se decía que era “cultural”, propia de la idiosincrasia del político mexicano. Por fortuna, con el cambio de gobierno, se presenta la oportunidad de extirpar ese cáncer que tanto ha dañado el cuerpo de la República, y cuyo momento más notable ahora es el juicio judicial en curso contra el ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, por daños graves al patrimonio de esa empresa del Estado, y en el cual se involucra a tres ex presidentes de la República y a legisladores que cobraron grandes sobornos para la aprobación de la reforma energética.
Lozoya, ex director de Pemex, junto con su red de implicados -varios ex presidentes de corte neoliberal-, tendrán que responder por la cadena de delitos que cometieron, desde los sobornos de Odebrecht y el uso de parte de ese dinero en la campaña de Peña Nieto y en sobornos a legisladores para que aprobaran la reforma energética, hasta fraudes como la compraventa de la empresa del Grupo Fertinal, realizada por Petróleos Mexicanos. Todo esto tendrá que dilucidarse durante el proceso judicial.
La afectación a las finanzas públicas fue escandalosa también con la compra, a Altos Hornos de México, de la empresa Agro Nitrogenados, por parte de Petróleos Mexicanos, con un sobreprecio de 200 millones de dólares. Lo que está destapando el caso Lozoya Austin es una verdadera caja de pandora, y la muestra de que nos gobernaban verdaderos delincuentes de cuello blanco, que no tenían límite en la comisión de verdaderos latrocinios.
El juicio que lleva a cabo la Fiscalía General de la República en contra de Lozoya es una gran oportunidad para establecer un precedente, y que nunca más la corrupción debe existir en las esferas del gobierno, que los ex presidentes sean llevados a juicio para que respondan por sus desmanes, cometidos en detrimento del patrimonio nacional.
Se abandonó a las clases más vulnerables, dedicándose el Gobierno a favorecer a una élite, misma que amasó enormes fortunas al amparo del Estado; se elevó el tamaño de la deuda exterior a niveles catastróficos; la franja de pobreza creció hasta empujar a la mayoría de los mexicanos a los límites de subsistencia. Van a pasar generaciones para se termine de pagar el servicio de la deuda exterior, esa es otra de las máculas del periodo neoliberal.
La ciudadanía confía en que haya resultados positivos del juicio anticorrupción que se sigue a Lozoya, que el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, cumpla con un trabajo ejemplar en impartir justicia en este caso emblemático.
Debe aplicarse la ley sin ningún miramiento, para que la sociedad recobre su confianza en el sistema judicial; esa es la demanda unánime de la ciudadanía, como decimos al principio de esta entrega, la oportunidad que se presenta en este asunto judicial que apenas comienza debe aprovecharse para establecer un precedente histórico de justicia en el País; esa es, además, la demanda más sentida de la ciudadanía, que pide se castigue sin distingos a todos los involucrados, como una forma básica de erradicar la corrupción de las entrañas de la Nación.
En la historia contemporánea de México no se había presentado una denuncia ante la Fiscalía General de la República de tanta trascendencia como la presentada en contra del ex director de Pemex. Hasta ahora, por lo indagado, los actos de corrupción y daños al patrimonio de esa paraestatal involucran a más 70 actores y es probable que surjan más nombres. Por eso los ciudadanos, que están siguiendo de cerca y con mucha atención este proceso judicial, esperan de nuestro Fiscal General un ejercicio nítido de la ley. Confiamos que el abogado de la Nación, Alejandro Gertz Manero, quien conduce este juicio histórico, será capaz de establecer un antes y un después, y crear un precedente tal que destierre la impunidad en casos de corrupción en la vida pública nacional.
Ni más ni menos, bajo esa premisa que se desarrolle la procuración de justicia, porque la opinión pública nacional e internacional están al pendiente del resultado de este histórico proceso judicial que apenas comienza.