Explotación infantil en los campos agrícolas de Sinaloa

    La situación de los niños jornaleros es la realidad más cruel de los campos sinaloenses. No solo carecen de educación, también viven en condiciones insalubres y en el hacinamiento. Sufren de malnutrición. Están aislados de los servicios de salud. Padecen enfermedades por exposición a agroquímicos, que luego repercuten en su desarrollo, por no ser atendidas a tiempo. Son obligados a madurar demasiado pronto, no tienen oportunidad de disfrutar su niñez. Y entre los jóvenes hay un alto índice de alcoholismo y embarazo adolescente, que en la mayoría de los casos son producto de violaciones. Ninguno de estos fenómenos sociales, pueden considerarse un accidente. Es la condición inherente a los modos de producción agrícola industrial que se despliegan sin supervisión de las autoridades.

    jorge.ibarram@uas.edu.mx

    -

    La vida en las cuarterías de los campos agrícolas es una miseria. La riqueza de los grandes propietarios que acaparan las tierras se sostiene de la explotación a los desposeídos.

    Provenientes del sur del País, a Sinaloa llegan cada año cerca de 200 mil trabajadores rurales para recoger la cosecha al final de la temporada otoño-invierno.

    Durante estas fechas la producción agrícola en el hemisferio norte se paraliza por la rudeza de las temperaturas invernales.

    En cambio aquí, en nuestros valles, la gentileza del clima tropical ofrece a los productores sinaloenses la posibilidad de exportar sus cultivos hacia Estados Unidos.

    El único apuro es la brusquedad con que se incorpora el calor a inicios de la primavera, lo cual hace madurar pronto los alimentos todavía enraizados a la tierra.

    Capataces instruidos para evitar el desperdicio de productos perecederos, se aprestan a reclutar familias enteras que vagan errantes desplazadas por la pobreza de sus comunidades.

    Decenas de cuerpos encorvados se divisan en los campos desde la carretera. A lo lejos parecen inmóviles, pero de cerca el tiempo se acelera porque trabajan a marchas forzadas, siguiendo en línea recta los surcos de las plantaciones hasta dejarlo todo vacío.

    No se les retribuye en lo individual. El encargado de la tierra acuerda un pago grupal por hectárea, que luego es distribuido entre los jefes que componen la cuadrilla.

    Como las ganancias dependen de la extensión de superficie trabajada y de la rapidez con la que terminan cada colecta, las familias se ven obligadas a sumar a sus mujeres en la faena.

    Esto trastoca el cuidado de los niños y pone a los padres en un predicamento. Dejarlos solos en las cuarterías es un riesgo para su seguridad. Los pequeños jornaleros son víctimas vulnerables de accidentes y agresiones sexuales.

    Lo más razonable es llevarlos hasta los campos, en donde, una vez presentes, terminan por colaborar y así aprenden el quehacer desde chicos.

    Lamentablemente el trabajo los aleja de la educación. Es alarmante la cantidad de niños que en estas condiciones se quedan sin estudios básicos.

    Sin instrucción, y sin saber leer ni escribir de manera funcional, preparan su destino para repetir el rol heredado que parece una condena.

    La situación de los niños jornaleros es la realidad más cruel de los campos sinaloenses. No solo carecen de educación, también viven en condiciones insalubres y en el hacinamiento.

    Sufren de malnutrición. Están aislados de los servicios de salud. Padecen enfermedades por exposición a agroquímicos, que luego repercuten en su desarrollo, por no ser atendidas a tiempo.

    Son obligados a madurar demasiado pronto, no tienen oportunidad de disfrutar su niñez. Y entre los jóvenes hay un alto índice de alcoholismo y embarazo adolescente, que en la mayoría de los casos son producto de violaciones.

    Ninguno de estos fenómenos sociales, pueden considerarse un accidente. Es la condición inherente a los modos de producción agrícola industrial que se despliegan sin supervisión de las autoridades.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!