Vamos bien en la estrategia que ha establecido la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en su relación con el Presidente Donald Trump. Pese a que voces interesadas auguraban tormenta, se perciben buenos augurios en la relación con nuestro país vecino, en la perspectiva de consolidar acuerdos sobre los asuntos de interés para ambas naciones.
Con una buena estrategia, como la que tiene la doctora Sheinbaum, no se percibe nada que no se pueda resolver mediante el diálogo y el respeto mutuo, tanto en el trato de los asuntos multilaterales como en la permanencia de nuestro vecino como nuestro principal socio comercial. Esta relación armoniosa de ambos países del Norte como socios comerciales, en el contexto global, muestra más bien la tendencia a fortalecerse cada día más de manera significativa.
Es un hecho que las economías de Estados Unidos y México están relacionadas y se complementan de manera importante. Ramas enteras de la producción, como la industria manufacturera textil, de automóviles y autopartes y la agroindustria, entre otras, prácticamente se han desarrollado mediante una integración económica que va más allá de una simple relación de compra-venta. Esa es la base que nos lleva a afirmar, con certeza, que la relación con los Estados Unidos se fortalecerá día con día y nos seguiremos consolidando como su principal socio comercial. En el actual contexto global, México tiene una gran oportunidad, además, de no sólo consolidar su relación económica con su socio mayor, los Estados Unidos, sino también ampliar sus relaciones comerciales con nuestros países hermanos del Continente Americano.
La estrategia de nuestro País, que ha resultado fructífera desde el pasado sexenio, es mantener esa buena relación amistosa, de negocios, con todos los países del mundo, cuidando conservar una buena balanza entre exportaciones e importaciones, a la vez que se fortalece el mercado interno para garantizar el bienestar de la población. Vemos, por ese camino, un mar de buenas expectativas que se abren en el horizonte para el País, con gran proyección en el futuro.
No cabe duda, visto a distancia, fue un acierto haber ratificado, por parte del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador, el tratado comercial con nuestros socios de los Estados Unidos. Le deseamos larga vida a ese convenio comercial, que cada vez se mejore en bien de ambos países; eso es lo que desea la ciudadanía de este lado del Río Bravo. Dentro de ese marco regulatorio, vemos buenas expectativas para que las dos naciones mantengan y robustezcan su intercambio comercial, mostrando la vitalidad de sus economías. En sus balances comerciales de cada año, según muestran las estadísticas, se corrobora lo favorable que ha sido el intercambio comercial entre los dos socios comerciales del Norte.
La derecha doméstica se frotaba las manos porque se enturbiara la relación de México con los Estados Unidos, pero podemos afirmar que una vez más se van quedar con las ganas, no tienen la más mínima perspicacia para analizar la realidad que priva en las relaciones bilaterales que mantiene el gobierno de la cuarta transformación con todos los gobiernos del mundo, pero especialmente con nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos. Debería, la derecha de este país, ser más despierta y analizar la geopolítica y la complementariedad económica que priva entre ambos países, para que no aparezcan como imberbes en todo lo que tiene que ver con la política exterior de México. Si en algo se ha destacado el país azteca ante los ojos del mundo es precisamente por su política Exterior, basada en el respeto de la soberanía nacional y la apertura amistosa con el resto de los países del mundo.
El pueblo de México es un pueblo muy politizado, conoce muy bien el tejemaneje de la política en nuestro País, conoce la trayectoria de cada uno de los partidos políticos, qué es lo que postulan en sus plataformas y cuál es su ideología política, qué es lo que plantea cada partido para afrontar los acuciantes problemas del país. Conoce, sobre todo, sus prácticas políticas, donde está al parecer su mayor debilidad. Por lo tanto, es muy difícil que los partidos políticos del pasado vuelvan al poder en este país; están, como dice la gente atinadamente, en el basurero de la historia.
Es imposible su regreso al poder en este gran País. Los ciudadanos les han tocado Las golondrinas y nunca más volverán a usufructuar, en su propio beneficio, el poder político; su periodo de saqueo a la economía nacional llegó a su fin el 1 de junio del 2018. Esa fecha marcó el fin de sus latrocinios.