Lo que está pasando es atroz y era evitable; y no me refiero aquí sólo a la situación de México, sino a la de Occidente en general. En marzo 19, cuando estábamos ya saliendo de la crisis en China, Europa estaba empezando lo peor de su propia epidemia, y América aún no comenzaba. En ese momento escribí esto, en un post acerca de “Estar en cuarentena y no volverse loco” (ConXiones):
“estos consejos los ofrezco desde la experiencia de haber pasado 44 días aislado... no pienso que en México o en otros países las cuarentenas vayan a ser así de extremas, pero si te toca que así sea, recuerda: va a pasar”.
En ese momento, en Asia no pensábamos que el resto del mundo, con tiempo de ver lo que pasaba y oportunidad de preparase, fuera de hecho a durar más que nosotros en crisis. Viendo hacia atrás, nos parece que 44 días fueron breves. Hoy vemos discusiones de la efectividad del confinamiento, de cómo hacerlo mejor, de sus efectos, etc. Pero el confinamiento ya no es opción: era una bala de plata de un solo uso, se tenía que hacer bien, y la ventana para usarla se cerró hace tiempo. Los confinamientos hechos en muchos países de Europa y América no fueron tan severos, pero se alargaron mucho, y eso causó una disrupción económica y sobre todo emocional, mucho más dura que las medidas drásticas pero cortas en Asia. Ahora mismo, como vemos en muchos países, hay mucha gente que no está ni remotamente dispuesta a repetirlo, y con razón. En vez de 40 días se alargaron 70, 90 ó hasta 140, como en el caso de México. Esto no debió haber pasado y ya es insostenible.
Los problemas económicos que tuvimos aquí se están repitiendo, pero de forma mucho más fuerte, en América, y se están complicando con problemas sicológicos causados por un estrés tan largo. De modo que lo urgente ahora mismo no es tratar de encontrar opciones, que permitan, siempre con seguridad, tratar de destrabar este estancamiento. Muchos expertos han empezado a dar ideas para una reapertura ordenada, con tácticas probadas en países exitosos, así como con ideas nuevas como confinamientos alternantes. Lo que es cierto es que debemos buscar la forma de salir de esta gravísima inmovilidad de manera segura. Terminé el mencionado artículo de marzo diciendo que “esto va a ser una experiencia dura pero transformativa,” pero no imaginaba el derrotero que habría de tomar en México. Necesitamos nuevas ideas y las necesitamos ya, y eso pasa necesariamente por pruebas enfocadas y sistemas de control.
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El autor es académico ExaTec y asesor de negocios internacionales radicado en China