Es hora de democratizar a la UAdeO
¿Y la nueva Ley Orgánica, diputados?

OBSERVATORIO
18/09/2023 04:03
    sicairos6204@gmail.com
    En los próximos días deberá ser publicada la convocatoria para designar, ¿o elegir?, a la Rectora o Rector de la UAdeO manteniéndose el dominio de la Junta de Gobierno que conforman cuatro personalidades externas y tres pertenecientes al personal académico de la Universidad. Lo que ellos crean que está bien es lo que sucederá ya que sus decisiones tienen el carácter de definitivas e inapelables.

    A la Universidad Autónoma de Occidente le hubiera venido bien que la 64 Legislatura del Congreso del Estado le reformara la Ley Orgánica antes de entrar al proceso de elección de Rector, pero deberá realizar la renovación de autoridades con el estatuto vigente que mandata la auscultación y no el voto directo para designar al nuevo mando institucional. Se trata del ejercicio de definición del gobierno interno más observado desde que en 1982 Julio Ibarra Urrea asumió la conducción del centro de educación superior.

    Pudo ser la piedra de toque para determinar cómo las comunidades académicas sí deben y pueden tomar en sus manos la creación de modelos de enseñanza superior con vinculación a las capacidades y destrezas que se requieren en la veloz carrera tecnológica y abrirles el horizonte a jóvenes que cursan profesiones predestinadas al fracaso. El futuro de Sinaloa y el destino de las generaciones presente y en ciernes nunca más debería ser determinado por estructuras de conducción centralizada donde unos cuantos, con base a intereses personales o de grupo, les imponen pautas a mayorías inteligentes.

    Pero no y aún así, sin nueva Ley Orgánica, de la UAdeO deberán emanar indicios de avances en la democratización de las universidades públicas en tanto los trabajos legislativos se ponen al día y dejan el manoseo de asuntos que son para hoy, no para abril o para mayo del año que se les antoje a los diputados. Después de aprobar en febrero de 2023 la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa algún prurito parlamentario se interpuso para que la Cámara local pausara los procedimientos que derivan.

    Una regla no escrita tiene que ver con la abstención en la búsqueda de la reelección de la actual Rectora, Sylvia Paz Díaz Camacho, ni la intervención explícita o encubierta para influir en quién la relevará en el cargo. No ahora cuando en la conversación pública está situado el tema de los cacicazgos enquistados en instituciones de educación superior, y en los tribunales se ventila el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa, presuntamente dañada en su razón de ser por la eternización de tales mafias de poder.

    Antes de sucumbir a tentaciones de maximatos, Díaz Camacho debe recordar que sufrió en carne propia la prepotencia de camarillas políticas que deciden por el destino de miles de universitarios. En 2009 la científica de reconocimiento internacional se preparaba para asumir la Rectoría de la UAS, pero un día antes de que el Consejo Universitario formalizara el nombramiento el entonces Rector, Héctor Melesio Cuén Ojeda, la acusó de traidora y decidió un viraje dejándole la estafeta a Víctor Antonio Corrales Burgueño.

    Entonces, por congruencia y sin desmemoria, hoy debe respetar la sinergia natural que dirima quién la sucederá en la Rectoría. Con las reglas vigentes en la UAdeO adquiere mucho poder la Junta de Gobierno y palidece la opinión de la comunidad universitaria que integran los estudiantes y la plantilla docente. Con 10 mil alumnos que manifiestan alto interés en la elección de Rector, era el momento de una Ley Orgánica que les repusiera la posibilidad de decidir a quién los lidere, limpiando las distorsiones de las campañas costosas y pérdida de clases.

    Sin embargo, sin Ley Orgánica nueva sí es posible que la Junta de Gobierno escuche a la comunidad lince como acto de voluntad para que quien resulte electo de entre los dos aspirantes que presentan mayores posibilidades, José Alfredo Inzunza Valenzuela y Ezequiel Avilés Ochoa, asuma la Rectoría legitimado por quienes son la razón de ser de la Universidad. Inclusive los dos académicos prestigiados están en la tesitura de la unidad, sea quien sea el favorecido por el voto de profesores y estudiantes.

    En los próximos días deberá ser publicada la convocatoria para designar, ¿o elegir?, a la Rectora o Rector de la UAdeO manteniéndose el dominio de la Junta de Gobierno que conforman cuatro personalidades externas y tres pertenecientes al personal académico de la Universidad. Lo que ellos crean que está bien es lo que sucederá ya que sus decisiones tienen el carácter de definitivas e inapelables.

    No obstante, alguna cosa deberían hacer los integrantes de la Junta de Gobierno para que el voto de los estudiantes auscultados sea factor sobresaliente y se adelanten en la democratización en espera de que algún día el Congreso les apruebe la nueva Ley Orgánica. Lo que antes funcionó, dejar al arbitrio de siete personas el hecho de resolver quién estará a cargo de la formación profesional de 20 mil sinaloenses, ahora debe reencauzarse hacia la libre deliberación de los directamente interesados.

    Reverso

    A Sylvia Paz le vendría bien,

    Tener el consejo de Rocha presente,

    De “no queremos a otro Cuén,

    En la Universidad de Occidente”.

    Síndrome del náufrago

    Ya son muchos los periodistas atacados por lo que urge que como buen capitán de la nave rosalina y sin tener todavía certeza del desenlace que tendrá la tormenta judicial en que está inmersa la Universidad Autónoma de Sinaloa, el Rector Jesús Madueña debe tranquilizar a la tripulación atemorizada que entra en pánico porque cree que el barco acabará hundido. Serenar a algunos de sus colaboradores que descargan sus responsabilidades sobre la prensa (que se ahoguen otros para salvarme yo) incitando a que reporteros y medios sean agredidos. Son momentos para quitarle lastre al buque azul y oro, no para agregarle más. Créalo, señor Rector, y si no un día se dará por enterado de que el periodismo coadyuvará otra vez a sacar a la UAS, no a otros, de la ruta del naufragio.