El ex Secretario de Hacienda Carlos M. Urzúa publicó su columna del 12 de julio, en El Universal, “Un error económico garrafal”, refiriéndose a la pérdida de 1.1 millones de empleos formales entre febrero y julio de 2020, así como el cierre de más de un millón de empresas formales e informales, debido a que el Gobierno no autorizó ningún apoyo “ni siquiera subsidiar las cotizaciones de seguridad social” y menos condonarles algunos impuestos a las pequeñas empresas, cifras que no consideran los más de 400 mil nuevos empleos que debieron crearse anualmente. Al no actuar el Gobierno federal, la pérdida del PIB de México de -8.5% fue el mayor de América y de la mayoría de los países del mundo, incluyendo Brasil y Argentina, con quienes se compara generalmente al País; será hasta fines de 2023 que se recuperen los índices pre-pandemia.
No hay que olvidar que en la crisis económica internacional de 2008-2009 con una baja en el PIB de -5.6%, un año después, en 2010, se recuperó totalmente lo perdido gracias a medidas anticíclicas de apoyo a las pequeñas empresas, incremento en los programas sociales, inversión en obra pública y aprovechando el crédito barato del FMI y sin descuidar además la atención a la epidemia del virus H1N1.
Pero este no ha sido el único “error garrafal” del Gobierno en este sexenio, sino que ha habido varios más que han tenido, están teniendo y tendrán consecuencias muy graves para los ciudadanos y el País en general. Un segundo error garrafal es la supuesta política migratoria de abrir las fronteras, lo que ha propiciado que México sea invadido por miles de migrantes centro y sudamericanos y del Caribe que ahora se tienen que atender, que mantener, que expatriar (cuando se pueda) y hasta concederles visa y nacionalidad mexicana.
El error comenzó cuando el Presidente “invitó” a migrantes de Guatemala, Nicaragua y El Salvador a venir a México para que cruzaran la frontera hacia Estados Unidos. Luego, ante la reacción del Presidente Trump, México se convirtió en lo que se llama “país seguro”, es decir, que los migrantes se queden en México mientras en Estados Unidos deciden si los reciben o no y generalmente es no. Ahora la invasión de migrantes de Haití y otros nos agobia, se complica con la violencia y los narcotraficantes, las enfermedades y la necesidad de atender a niños y mujeres desvalidos.
Un tercer error garrafal se dio en el trato de la pandemia, el cual tuvo dos etapas: una primera etapa fue cuando las autoridades de Salud, principalmente el Secretario López Gattel, no le dieron la importancia debida a una nueva enfermedad viral que luego se convirtió en pandemia. La consecuencia de esto fue que se propició el contagio y no se preparó adecuadamente al Sector Salud, que por cierto ya estaba en problemas por la falta de medicinas y de instalaciones y personal adicional para atender una nueva y contagiosa enfermedad.
La segunda etapa se dio con el mal ejemplo del líder máximo del País, el Presidente y de sus principales funcionarios al no usar el cubrebocas, no cuidar la “sana distancia” y no organizar ni asistir a reuniones numerosas, medidas recomendadas y en algunas partes “obligatorias” en todo el mundo.
Las consecuencias de estos errores han sido garrafales: México va para los 4 millones de contagiados y hacia los 300 mil fallecidos. La letalidad es una de las mayores del mundo; oficialmente alrededor del 8 por ciento de los contagiados ha muerto y peor aún, según cifras del propio Inegi, el exceso de muertos según el Registro Civil en 2020, es de aproximadamente 400 mil, por lo que se puede decir que el número de muertes sea más de 600 mil y el número de contagiados sería de más de 7 millones de personas, incluyendo las que enfermaron y se atendieron y murieron en sus casas.
Un cuarto error garrafal ha sido el tratamiento que se está dando a la investigación, las instituciones y a los investigadores, demeritando al Conacyt, desmantelando las organizaciones de investigación y desarrollo y atacando a los investigadores, en forma indiscriminada. Tal vez haya habido corrupción de algunos pero no de todos, tal vez algunas instituciones no estaban dando resultados pero muchas sí, lo cierto es que a México le urge mejorar en competitividad, en desarrollo tecnológico, en digitalización, en desarrollo educativo, en suma, en innovación y conocimiento, pero así, con estas decisiones, el País se está cortando manos y pies.
Como decían en España durante la guerra contra Napoleón, “de derrota en derrota, hasta la victoria”.