Entre pantallas, debates y tuits: un recorrido por los debates presidenciales

    Si bien los debates en el mundo han sido una herramienta central en los procesos democráticos y en el ámbito de la comunicación política, su impacto puede cuestionarse en el presente y su efecto ante la opinión pública ponerse en duda.

    Los damos por sentados, pero en realidad son de reciente creación. Me refiero a los debates presidenciales televisados.

    La comunicación política se transformó radicalmente cuando iniciaron los debates entre candidatos presidenciales y fueron transmitidos por televisión. El primero, y que sentó un referente obligado, fue el que tuvo lugar en 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon.

    El 26 de septiembre de 1960, fecha de ese icónico debate, tuvo lugar el primer encuentro televisado entre candidatos en la historia de Estados Unidos. Imposible no recordar la apariencia cansada y pálida de Nixon contrastando con la imagen fresca y carismática de Kennedy. Si alguien tenía alguna duda, la televisión demostró su poder para incidir en la opinión pública y afectar el desenlace de un proceso electoral. Como bien lo dijo Alan Schroeder: ese debate demostró claramente que la política no era sólo un asunto de palabras, sino también de imágenes.

    Tras el éxito del debate Kennedy-Nixon, muchos países adoptaron el formato y a algunos les llevó más tiempo que a otros.

    - Reino Unido: Aunque tardíos en adoptar debates televisados, el primer debate en un proceso electoral se llevó a cabo en 2010 entre Gordon Brown, David Cameron y Nick Clegg. El primero era Primer Ministro y líder del Partido Liberal, el segundo el de la mayoría opositora y del Partido Conservador, y el tercero líder del Partido Liberal Democrático.

    - Francia: Los debates entre los candidatos a ocupar el Eliseo en Francia iniciaron en 1974, con los candidatos Valéry Giscard d’Estaing y François Mitterrand, el primero de la Federación Nacional de Republicanos Independientes y el segundo del Partido Socialista.

    El primer debate presidencial en México se realizó en 1994 y en él participaron Ernesto Zedillo (PRI), Diego Fernández de Cevallos (PAN) y Cuauhtémoc Cárdenas (PRD). El contexto fue complicado y el precedente inmediato fue el asesinato del Luis Donaldo Colosio como candidato del tricolor. Fue también un referente en la democracia mexicana que buscaba consolidarse y darle mayor transparencia a los procesos político-electorales.

    Si bien los debates en el mundo han sido una herramienta central en los procesos democráticos y en el ámbito de la comunicación política, su impacto puede cuestionarse en el presente y su efecto ante la opinión pública ponerse en duda.

    Fueron el medio a través del cual las y los candidatos se acercaron durante varias décadas a sus electores y votantes potenciales. Fueron el espacio natural para observarles directamente y conocer su capacidad de respuesta e interlocución así como para conocer sus principales propuestas en los temas relevantes y cruciales para un país.

    Hoy, en un mundo que se informa viendo videos en TikTok, leyendo mensajes de poco más de 270 caracteres en X (antes Twitter), viendo memes y cadenas en WhatsApp, videos en YouTube y escuchando influencers, los debates presidenciales parecen estar en la cúspide de su ocaso.

    Los formatos de “debate” resultan rígidos y propicios a todo menos a una discusión inteligente sobre temas centrales. El eje de los debates se centra en las acusaciones y parece que las y los candidatos que llevan la delantera son quienes acusan con mayor contundencia o logran enviar mensajes tuiteables que aparentemente son irrefutables. Lo que sucede en el debate es algo así como la Crónica de una muerte anunciada, en la que ya sabemos de qué se van a acusar las y los contendientes y en el que al final cada participante saldrá a avisar a los medios que su victoria en ese espectáculo fue incuestionable.

    Ahora lo vemos en el caso mexicano con las candidatas Xóchitl Gálvez, Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez, pero en realidad pueden ubicarse el modelo, la estructura, el discurso y el “después” en prácticamente cualquier país. Este encuentro, al que durante los procesos electorales asisten como audiencia en sus pantallas las y los electores de cada nación, se ha convertido más en un espectáculo que en un ágora de debate y construcción de diálogo democrático.

    ¿Qué tiene que cambiar para que regresen a ser lo que se planteó en su origen: un ejercicio de transparencia y discusión democrática? Más que un activo democrático se están convirtiendo en un pasivo de la democracia.

    Las redes sociales y otros canales digitales han cambiado fundamentalmente la forma en que las y los candidatos se comunican con el electorado, ofreciendo métodos más directos y personales de interacción.

    Sin duda, es mejor que existan a que dejen de hacerlo. Son un espacio para ver reunidas a las personas que contienden por dirigir el futuro de un país. Se les puede ver en directo, aunque lo acartonado del formato y el énfasis en la imagen limitan el diálogo y la discusión real de ideas y propuestas. Es necesario repensar el formato y hacer ajustes para que sean una verdadera plataforma de debate y discusión democrática que ofrezcan a las y los electores elementos de fondo para tomar decisiones el día que van a las urnas. Es necesario verlos como complemento de los muchos otros canales de comunicación política que existen en la actualidad.

    ...Y creo que el tema de fondo sigue siendo uno: la importancia de una ciudadanía informada, con pensamiento crítico y educación cívica y política, que sea capaz de ver la realidad y las propuestas (si es que en realidad lo son) más allá de las imágenes, los memes, las historias de Instagram y las acusaciones durante los debates.

    ¿Será mucho pedir para la construcción de un futuro democrático en los países y en concreto para México? Aquí, por lo pronto, tendremos Presidenta y la posibilidad de reconstruir la democracia.

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    Internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo

    @LaClau

    www.mujeresconstruyendo.com

    Animal Político

    @Pajaropolitico