Los temas de ansiedad en personas en contexto de movilidad humana son de suma importancia, ya que afectan diversas esferas de la vida. Sin embargo, a menudo son subestimados o normalizados. La migración implica afectaciones psicológicas significativas, ya que las personas enfrentan un proceso de adaptación acompañado de diferentes duelos y sentimientos como nostalgia, impotencia, incertidumbre e inquietud. Esto puede desencadenar ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales.
Estas dificultades no sólo se presentan durante la huida del país de origen, sino también durante el tránsito y la permanencia en el nuevo país. Al llegar, la ansiedad y el estrés se intensifican debido a la necesidad de regularizar su estancia, la desinformación obtenida por internet y otras personas, y las diferencias culturales, especialmente en las expectativas de género entre el país de origen y el nuevo país, lo que puede ser una fuente adicional de tensión.
El estrés aculturativo, que es el estrés asociado con adaptarse a una nueva cultura, también está relacionado con la ansiedad y la depresión. Este término se refiere a los síntomas que experimentan las personas en contextos de movilidad humana cuando se enfrentan a la necesidad de adaptarse a un nuevo país. Entre estos síntomas se encuentran problemas de sueño, principalmente insomnio; sueño poco reparador y dificultades para despertar; cefaleas, dolores estomacales, dificultades para respirar, sensación de opresión torácica, náuseas, cansancio, sudoración y aislamiento social. Estos síntomas, en la mayoría de las ocasiones, se identifican como algo normal o físico, lo que lleva a las personas a buscar asistencia médica o a consumir medicamentos no prescritos por un médico. Sin embargo, es importante la valoración de un especialista en salud mental para recibir atenciones más integrales y descartar tanto aspectos físicos y fisiológicos como psicológicos.
Es crucial que las infancias reciban apoyo emocional y social. Programas de integración escolar, apoyo psicológico y la creación de redes de apoyo pueden ayudar a mitigar los efectos negativos del estrés aculturativo.
Construir lugares seguros, es decir, espacios donde se promueva el intercambio cultural y se fomente la interacción de las personas con la comunidad de acogida, puede fomentar un sentido de pertenencia, mayor seguridad y un sentido de autoconcepto. Brindar espacios de apoyo psicológico mediante talleres grupales y atenciones individuales promueve estrategias de afrontamiento, y fomentar el acceso a la cultura mediante visitas a museos y actividades recreativas facilita directamente los procesos de integración a la sociedad mexicana.
Desde Sin Fronteras creemos que esto es importante, por lo tanto se brindan espacios y talleres que ayudan a identificar, reconocer y crear herramientas para disminuir el estrés aculturativo.
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El autor es Óscar Flores, psicólogo de la organización Sin Fronteras IAP.