En Sinaloa, Augusto no estuvo agusto
Si López no lo salva, aspiración fallida

OBSERVATORIO

    Aparte de la gente que supo que andaba por aquí, ya sea aquella que fue objeto del acarreo burdo o la que se atoró en el lugar debido al congestionamiento vial causado, la visita a Culiacán de Adán Augusto López Hernández resultó gris, sin entusiasmo ni trascendencia, emanando del cierre de precampaña en el Parque Acuático la frialdad del precandidato del Movimiento Regeneración Nacional a la Presidencia de México, y de sus seguidores, sabiéndose el pretenso y su porra sin posibilidad de obtener la postulación, excepto que el Presidente Andrés Manuel López Obrador opte por el dedazo y trasgreda la democracia interna.

    A unas horas de que llegue a Culiacán Claudia Sheinbaum, la “corcholata” consentida de López Obrador, parecen canceladas las probabilidades de que López Hernández resulte el elegido para ser el abanderado en el intento de tomar el cargo que quedará vacante a partir del 1 de octubre de 2024. En caso de apegarse Morena al procedimiento en curso, de candidatura por encuesta, las posibilidades las tienen Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, punteros en el ejercicio de medición de simpatías.

    Quien sabe cuál opinión haya ganado el ex Secretario de Gobernación en su estancia en la capital de Sinaloa: la de la gente que por gusto propio, o forzada y pagada, acudió a las inmediaciones del Puente Negro con fines de idolatría política, o los ciudadanos que lo único que buscaban era llegar a sus casas después de intensas jornadas de trabajo pero se encontraron el Malecón Niños Héroes obstruido por el viejo método priista de simulación de popularidad, procedimiento arcaico al que no lo alcanzó la Cuarta Transformación.

    Por lo demás, el talante y el discurso de López Hernández emitieron derrotismo. Es como esos arrojos de los maratonistas que sabiendo que las medallas han sido repartidas, intentan angustiosamente llegar hasta la meta a ver si les toca algún galardón quitado a competidores descalificados. O rezando para que quien en realidad definirá al ganador tenga un lapsus de compasión subiendo al pódium a los perdedores. Morirse en la raya, se les considera a los últimos arrestos gastados en las travesías del fracaso.

    Ello significa que Adán Augusto, si el guión resulta tal como se escribió, dejó de pretender la candidatura presidencial y bajó el nivel de la ambición a estar cerca del próximo titular de Ejecutivo federal, ir al Congreso de la Unión o a algún cargo de gobierno. El despliegue humano y la aptitud para el acarreo que lo rodeó el miércoles en Culiacán trató de levantarle el ánimo pero sólo un milagro lo levantará en la medición de la militancia morenista que lo pudiera llevar a Palacio Nacional. Por elemental cortesía con el aspirante menguado, y también porque no vaya ocurriendo la sorpresa política, se le sostendrá el beneficio de la duda hasta el último encuestado.

    Se trata de un ejercicio de proselitismo errante, del vagabundo entrenamiento para merodear en el régimen que viene, de la celada del continuismo tendida a masas que llegan al éxtasis en las concentraciones de los partidos y pronto se invisibilizan para los que reparten el pastel del poder. La prédica del merolico morenista que afirma en medio del tinglado futurista que está absolutamente seguro de ganar la encuesta, a pesar de ser consciente de que a nadie convencen las propiedades milagrosas que le atribuye al menjurje prodigioso, pero no cejará hasta que algún incauto se lo compre.

    La crónica del cierre de la precampaña de López Hernández es mucho más que las exangües notas de prensa que dieron cuenta de declaraciones de ocasión que son comunes en los últimos alientos de los derrotados. Se aferró a los programas sociales del Gobierno Federal al proponer que bajará a 63 años la edad para ser beneficiario de éstos, remarcó la división entre los pobres y “los hombres del dinero”, hizo una defensa sutil de la contrincante Claudia Sheinbaum quizá porque le representa el plan B que dice que no tiene, y sobre los codazos que les asesta a las mujeres en los mítines alega defensa propia porque “si alguien me entierra algo yo reacciono”.

    Es la rancia narrativa del priismo que utilizaba a los segmentos marginados como carne de cañón en la escenografía del control, la torta bienvenida para el hambre de los que ni siquiera saben si hoy podrán comer o no, la despensa que nomás soluciona una sentada a la mesa, el billete de 500 pesos que a nadie le viene mal, o la expectativa de treparse antes al carro de la revolución, ahora al tren de la Cuarta Transformación.

    Aparte de ser la eventual derrota a una aspiración, significa también la capitulación del “no somos iguales” con el que la 4T quiso diferenciarse de las ofensas y corruptelas de regímenes priistas y panistas. La parafernalia de Adán Augusto en Culiacán trató de sostener el “somos distintos” mientras la sociedad lo ve idéntico a quienes en el pasado ultrajaron todo, agraviaron a todos.

    Reverso

    Todavía puede dar sorpresas,

    Si la Cuarta Transformación,

    Se convierte en una de esas,

    En su tabla de salvación.

    ¿Quién pompó?

    Por si alguien cree que ya vio el tope de la capacidad de movilización de las “corcholatas” de Morena ahí viene el acto de cierre de campaña de Claudia Sheinbaum en Sinaloa, hoy a las cuatro de la tarde en el Parque Culiacán 87 con la proyección de reunir a 15 mil personas pues arribarán también simpatizantes de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua y Durango al tratarse del cerrojazo regional. No quedará duda de la fuerza de la ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, pero sí sospechas razonables del origen de los recursos que se utilicen para el mega mitin. Hay que hacerle caso al Presidente López Obrador que aconseja que ante el alarde de dinero en las precampañas les preguntemos a los pretensos quién pompó.