Arturo Santamaría Gómez
En la coyuntura presente dominan en el escenario nacional la crisis sanitaria del coronavirus, la crisis económica mundial que aquella ha generado (engarzada con el bajo crecimiento mexicano), la violencia delictiva y social ( en la que sobresalen los feminicidios), y el movimiento feminista.
Aunque en China, país donde brotó el virus que ha desatado la pandemia, se ha entrado a una etapa de control inicial, en el resto de los países la enfermedad continúa en contagio creciente.
En España, una de las tres naciones europeas donde más se ha propagado la enfermedad, el Ministro de Salud calcula, con una visión optimista, que en dos meses se habrá controlado la epidemia, y con un pronóstico pesimista piensa que podrían ser seis meses.
No obstante, otros cálculos hablan de que la vacuna podría tardar alrededor de un año para producirse. Sin vacuna no se ve cómo podría someterse al Covid-19.
Si en países con una infraestructura médica y mayores recursos financieros y organizativos no se ha podido detener el miasma, el panorama para México no parece nada halagüeño. Si acaso fuere cierto que el calor influye para mitigar la cepa contagiosa entonces podríamos estar muy optimistas porque lo que sobrarán en la mayor parte del territorio nacional de marzo a octubre son las altas temperaturas; pero tal presunción no se ha podido demostrar científicamente.
Por lo pronto, no es nada descartable que estalle una recesión económica global. En lo inmediato, sectores de los servicios, como la transportación y el turismo, ya empiezan a padecer serios estragos. China, Italia, Francia y España, cuatro de las diez principales potencias turísticas mundiales ya lo sufren. Y muy seguramente Estados Unidos, otro de los grandes motores turísticos internacionales y el emisor número uno de viajeros en el mundo, en las próximas semanas entrará al club de los países en crisis turística. De ser así, indefectiblemente, esto afectará severamente a México.
No obstante, en el terreno industrial, según fuentes citadas por Carlos Loret de Mola, México se encuentra ante la gran oportunidad de producir muchos bienes que China está dejando de fabricar debido a la epidemia. Esto no está claro, pero es un escenario posible.
Lo cierto, en lo inmediato, es que nuestra moneda se está devaluando severamente y los precios del petróleo también han disminuido. El empleo ha crecido muy poco y podría crecer menos o francamente retroceder.
En ese contexto desfavorable es aún más difícil combatir la violencia delictiva y social porque el crimen organizado y otras actividades ilícitas se mantienen como una opción remunerativa para muchos.
El casi nulo crecimiento económico y el aumento de la violencia en el último año han impactado en el debilitamiento de la imagen presidencial y en la aceptación del gobierno de López Obrador. Pero, quizá, la opinión desfavorable a AMLO se incremente aun más por su ambigua postura ante los reclamos y movilizaciones feministas.
Por un lado, sabemos que él es el Presidente que mayor confianza ha tenido en las mujeres para gobernar, lo cual lo ha demostrado desde que era Jefe de Gobierno en la ahora Ciudad de México; pero también es cierto que el político tabasqueño no es feminista, tal y como él mismo lo ha dicho. Y no lo es porque no está a favor del aborto ni claramente a favor de los matrimonios del mismo sexo, dos demandas centrales del movimiento feminista mexicano. Es decir, AMLO confía mucho en las mujeres, piensa que por lo general son más comprometidas y honestas, cosa que es cierta, pero no está de acuerdo con algunas de las demandas centrales de las organizaciones feministas.
Ante las movilizaciones del 8 y 9 de marzo AMLO no debió darle importancia al oportunismo de derecha que quiso montarse en el descontento feminista para debilitar su gobierno, y debió aceptar plenamente la justeza de las críticas y demandas de las mujeres mexicanas que se han movilizado como nunca en la historia del País. No hacerlo lo ha debilitado ante ellas.
Pero, precisamente, por ese contexto, las posibilidades de que las mujeres de MORENA tengan más posibilidades de ser seleccionadas como candidatas a gobernadoras, legisladoras y alcaldesas aumentan notablemente para 2021. Como político sagaz, Andrés Manuel López Obrador entenderá que para recuperar terreno perdido y garantizar en la mayoría de los casos mejores candidaturas tendrá que inclinarse por una alta cantidad de mujeres. El momento histórico reclama a gritos más poder para las mujeres y que éstas enderecen el barco de la 4T en los estados y municipios, aun y cuando vemos que varias funcionarias del gabinete presidencial, como Rocío Nahle, no dan el ancho.
Este año es y seguirá siendo crítico para México y su gobierno. No obstante, a la vez, vemos que a través de las mujeres nace una conciencia cívica más crítica, alerta, movilizadora y esperanzadora.