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"Opinión"

"Emociones enfrentadas"

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23/05/2020

    Cuauhtémoc Celaya Corella

    celayacorella@hotmail.com

    De nueva cuenta Inge, la solidaridad social se manifiesta todos los días en la emergencia sanitaria y en la emergencia económica. Baste ver pantallas de Tv, notas periodísticas, redes sociales, para enterarse que deportistas, empresas, universidades e instituciones educativas, grupos sociales, iglesias y otros participan con entrega de despensas, material de protección para el sector salud, ayudas a músicos de bandas que en esquinas transitadas acuden a buscar solidaridad social, boleros, artistas urbanos en esquinas y otros de los que componen la economía informal, al menos, regresan a casa con algo que mitigue la falta de apoyo de instituciones oficiales.

    El gobierno estatal, capeándose los ataques que recibe, sobre todo de diputados de Morena, hace su trabajo para llegar con algo para familias necesitadas en colonias necesitadas. Todos los días aparecen esas ayudas voluntarias que sólo buscan ayudar. Y no cobrar la ayuda con votos futuros, o simpatía por hechos criminales y complacencia de bandas, apoyos a partidos y otras más que van cargadas, si no de mala voluntad, si tienen carencia de espíritu solidario auténtico, aunque en la mañana alguien diga, “toda ayuda es buena”.

    Y cuando esto se está manifestando a lo largo del país Inge, vuelve cada mañana la insidia, el señalamiento, la descalificación, la ira, contra quienes buscan construir de nueva cuenta, o remendar, el tejido social que ya lleva casi 18 meses de ser embestido con la fuerza de un burel, para imponer una forma de ser, un diseño de una sociedad que no embona con la que la historia describe de la población mexicana.

    Si bien, quienes antecedieron fue una corrupta generación de políticos, con excepciones honrosas, y son los señalados desde el atril presidencial, la verdad sus errores y fallas caramelizaron las proclamas electoreras de quien gobierna, pero que ocultó su verdadera intención bajo el lema de primero los pobres. Así, parece que regresó una intención política que se creía superada, la ideología de izquierda, que en los 70 terminó en un populismo de derecha, con devaluación, endeudamiento y pobreza nacional. Pareciera que se repetirá la historia, pero con condiciones más adversas.

    El rumbo y objetivo populista actual va en contra de la situación real que vive la sociedad, y se busca someterla con entregas de poco dinero a un amplio sector, para obtener así los votos en el momento de necesidad. Hablar de pueblo es tan relativo, Inge, que con mentiras se sigue durmiendo y se ataca a quien ose criticar, sea quien sea quien lo haga. En verdad que la emergencia cayó como anillo pero al dedo de la sociedad, para darse cuenta que el gobierno no sabe, no tiene y no puede plantear una sola idea que indique que algo bueno ocurre en el horizonte nacional.

    Qué engañados están los que viven engañados desde hace 27 meses. Y cuando buscan acomodar las ideas, sólo repiten lo que se repite cada mañana por quien no ha podido generar una sola línea de mejora social. Exceptuando las ayudas económicas al sector de mayor edad, que ya se venían otorgando.

    Otra cosa: A la Ministra de Gobernación no le quedó otra más que tragarse sus palabras y crear un término que nunca escuché en maestro alguno de la Facultad de Derecho : “esgrima jurídico” (que alguien nos explique, Inge) y todo porque quedó exhibida en un video cuando tomó protesta el morenista venido a menos Jaime Bonilla.

    Así, exhibida la senil dama, Inge, demuestra lo poco que vale en el gabinete político, y el poco peso de su nombre, renombre y experiencia. El neojuarismo no pega socialmente, y menos, se ajusta a los pensamientos del Benemérito oaxaqueño, a quien la historia le guarda un sitio de honor. Bien se puede aplicar la frase aquella de que: No basta serlo, sino parecerlo.

    Para terminar Inge, en la cuarentena he dejado de lado los noticiarios, porque un porcentaje alto, no sé cuánto, hablan de lo que será el futuro al abrirse el país, y son más perspectivas de miedo para la gente, que buenas intenciones para saber enfrentarlo. El último, fue un rector de no supe cuál universidad privada. Solo le faltó decir que saldremos a la calle con un chaleco anti virus, no antibalas, y con respecto a lo económico, dijo que van a pasar años, antes que se logre estar como en 2018.

    Y claro, ponderó el uso de tecnologías, inteligencia artificial, y el fin de muchas actividades. Me pregunto: ¿No podrá alguien mostrar un camino más seguro y firme para que las personas, sobre todo quienes dicen tener miedo, puedan contagiarse de confianza en que habrán nuevos hábitos y costumbres que tendrán que aprenderse, pero que no es el fin de una era social, sino la continuidad de la misma, bajo circunstancias diferentes, y que habrá que aprender y evolucionar en la medida en que las cosas mismas se vayan presentando? Digo, si se puede, sin protagonismos amarillosos.