Elogios caros, de AMLO a Quirino Ordaz. Presidente y gobernadores: todos ganan

OBSERVATORIO

    A Andrés Manuel López Obrador le entusiasma revestir sus actos de gobierno con mensajes políticos ocultos y por esa razón vino el fin de semana a los estados gobernados por los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, las mismas siglas electorales que horas después, ayer domingo, fueron exhibidas en el escarnio público de la inédita y desairada consulta popular para decidir si el “pueblo” quiere llevar a juicio a los ex presidentes priistas Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Enrique Peña Nieto y los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.

    Cada acción, palabra u ocurrencia presidencial va impregnada de la acostumbrada manipulación que somete a los ciudadanos a experimentos de antipatías y revanchismos. La consulta popular significó la intrigante carnada del poder que algunos detectan a tiempo y la eluden, pero la mayoría la muerde e inclusive engulle más de lo que le es posible masticar. El cebo ofrecido desde Palacio Nacional, endulzado para los afines y envenenado para los adversarios, resulta ambrosía vital para el lopezobradorismo y catártico circo diario para masas deslumbradas.

    El Presidente ofreció el trato afable, respetuoso y colaborativo a los gobernadores de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel; de Durango, José Rosas Aispuro y de Nayarit, Antonio Echeverría García. En esta gira no incluyó a entidades donde el Poder Ejecutivo Estatal está a cargo del Movimiento Regeneración Nacional. Es decir, López Obrador la lleva tan bien con mandatarios priistas y panistas que, si por él fuera, y así lo ha manifestado abiertamente, optaría por el “no” en el referéndum efectuado ayer.

    Sin embargo, nada es gratis. Aparte del código secreto implícito en su visita a estados gobernados por priistas y panistas que subliminan el “mi fuerte no es la venganza”, el Presidente acudió a cabildear el apoyo local a las reformas constitucionales para integrar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional y cerrar así la pinza de la militarización de la seguridad pública en el País.

    Todo indica que alcanzó los dos objetivos en la dinámica del todos ganan, tratándose de gobernadores que han logrado empatizar con el régimen de la Cuarta Transformación, inclusive más que los mismos morenistas con el Presidente de su propio partido. Por ejemplo, Quirino Ordaz recibió a cambio el apoyo para equipar en Culiacán los hospitales General, Pediátrico y Centro de Salud que serán la aportación emblemática del quirinismo a la capital sinaloense, pero también el sucesor, Rubén Rocha Moya, obtiene el aval para que los proyectos carreteros estratégicos Badiraguato-Parral y San Ignacio-Tayoltita sean concluidos en su naturaleza transexenal.

    Por su parte, Rosas Aispuro obtuvo el cuartel de la Guardia Nacional en Tamazula, el más grande de todos, así como pactar la conclusión de la carretera Tamazula-Canelas. Y Echeverría García desbordó el ego al recibir el sábado a AMLO presumiendo que entre ambos hay “una estrecha amistad que data de varios años y que desde siempre han compartido la visión de que haya un país libre de privilegios, corrupción y soberbia, coincidiendo en que la función pública debe estar al servicio de los que menos tienen sirviendo con humildad y honradez”.

    En síntesis, López Obrador trajo el mensaje de reconocimiento a los gobernadores que le han seguido la corriente en sus políticas de gobierno y los mostró en armonía con los morenistas Rubén Rocha Moya, de Sinaloa, y Miguel Ángel Navarro Quintero, de Nayarit, que están por concretar los relevos. Signo de estos tiempos, los priista y panistas que evitaron conflictos con AMLO al desempeñar sus cargos estarán en concordia y reconciliados con los reemplazos emanados de la 4T.

    No así los ex presidentes surgidos del PRI y PAN que, independientemente de los resultados de la consulta de ayer, recibieron la refrescada y las mentadas en la memoria social por los agravios cometidos. Contra la regla de “la ley no se consulta, se aplica” y la teoría de que muchos de los delitos perpetrados ya prescribieron, una parte enardecida de la República acudió a votar, aunque demasiado pronto se dará cuenta que de nada servirá haber participado aún corriente el riesgo del contagio en la devastadora tercera ola de la pandemia del coronavirus.

    En fin, durante la jornada del 1 de agosto López Obrador patentizó la táctica ambidiestra de sobar con la izquierda la espalda de sus consentidos y golpear con la derecha a los críticos y antagonistas. Esa suave palmada a quienes le ofrecen o le aparentan lealtad así sean de la peor calaña del inventario de la corrupción organizada; el golpe seco y certero a aquellos que osen poner en tela de duda el mesiánico estilo de gobernar o que se alejen, aunque sea poquito, de los dictados del régimen hoy todopoderoso.

    Y quien no lo quiera ver, o más bien dicho quien le aplauda el modito con fines de supervivencia política, pues que se agregue al elenco de la rutinaria función circense donde deben entrar, riendo a carcajadas, a la jaula de los leones. Nunca fue distinto: con Vicente Fox en 2000 México creyó estar en los cuernos de la luna y con Peña Nieto en 2012 hasta creímos que acababa la carnicería humana del calderonismo.

    Reverso

    ¿Quién dice que se llevan mal,

    López y los gobernadores,

    Si sentados en un nopal,

    Resisten muy bien los ardores?

    Petición desesperada

    Una semana ausente de este espacio debido a una tregua más para los lectores que para el autor, y el recuento de contagios y decesos por coronavirus continúa siendo cruel e inaceptable con sinaloenses de todas las edades, muchos niños y jóvenes, como víctimas. Y la exigencia, casi a manera de súplica, para que el gobierno no abandone a las familias en este terrible trance. ¡Por favor medicinas, oxígeno, hospitales y atención médica que salven vidas!

    Cada acción, palabra u ocurrencia presidencial va impregnada de la acostumbrada manipulación que somete a los ciudadanos a experimentos de antipatías y revanchismos