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@rodolfodiazf
Carlos Cuauhtémoc Sánchez es un controvertido autor que sabe llegar a la juventud con sus libros. Una de sus últimas obras se titula “El virus. Cuando sobreviene la adversidad sólo queda una opción: luchar”, en la que habló sobre un individuo que se sintió infectado al bañarse en un lago y presenciar un choque en el que falleció un hombre.
Inició su novela con estas constataciones: “La verdadera enfermedad es creernos derrotados cuando aún tenemos fuerzas para luchar. Las pruebas nos dan carácter. La adversidad nos ayuda a madurar. Si somos personas de actitud positiva, la huella del dolor se traducirá en un alma más noble, humilde y sin aires de grandeza. Hay un propósito en todo lo que sucede”.
Posteriormente, señaló: “De igual forma, me vi obligado a pensar en los virus sociales que las personas hemos creado; (crímenes, agresiones, engaños, estafas, mentiras, abusos, excesos, daños a la naturaleza…), que por su peligrosidad y difusión están acabando con la raza humana. Nuestra mayor debilidad ante los virus de cualquier tipo es la confianza, creernos seguros, mientras ellos usan su arma principal: la sorpresa”.
Finalmente, concluyó: “…pienso que a veces nos quejamos por tonterías y no nos damos cuenta del milagro de poder abrazar a nuestros seres queridos y compartir con ellos lo que hay en nuestra alma; pienso que el dolor es temporal, siempre pasa, no forma parte de nosotros, no fuimos hechos para sufrir, por eso hay que enfocarnos en estar contentos y vivir con intensidad; también pienso que no es sabio dar consejos a una persona que sufre; sólo habría que decirle: sé paciente, todo lo malo pasa, serás levantado y fortalecido, saldrás del fango cenagoso y recuperarás la felicidad. Espera el tiempo de Dios”.
¿Confío en el tiempo de Dios?