Son varias las personas que han estado preguntando qué tanto y cómo afectan el llamado “superpeso” y la inflación en la economía personal de los mexicanos y en la economía nacional, máxime que las remesas, principalmente en dólares, se han convertido en una importante fuente de ingresos para millones de familias en México y en importante factor en la economía nacional.
En los bancos anuncian que se compran dólares en 16.60 pesos y se venden en 17.80, pero en las calles aledañas al “mercadito Buelna” en Culiacán, los están comprando a menos de 16 pesos y los venden a 18, esto cuando aceptan venderlos, pues el negocio está en comercializarlos en ciudades más demandantes como Ciudad de México, Monterrey o Guadalajara. La plaza de Culiacán se considera como oferente de dólares, no sólo por las remesas, sino porque aquí llegan fuertes cantidades de dólares procedentes del narcotráfico, por lo tanto, hay mucha gente ofreciendo dólares que se compran sin “preguntar quién se los vendió”. El tráfico ilegal de dólares en esa zona de “el Mercadito Buelna” es de cientos de miles de dólares, sin impuestos y sin control, que “se lavan” a través de los “centros de cambio” y de los múltiples negocios creados principalmente para “lavar dinero”.
Pero veamos cómo afecta a las personas que reciben remesas en moneda extranjera. El dólar hace casi dos años llegó a valer 22 pesos, pero para estos cálculos se pueden estimar en 20; una familia que recibe remesa de 300 dólares al mes, las convertiría en 6 mil pesos, pero como tenemos un “superpeso”, el dólar ahora vale 16, por lo tanto, el ingreso en pesos de esa familia sería de 4 mil 800 pesos, es decir, perdió 1 millón 200 mil pesos, pues sus 300 dólares perdieron 4 pesos cada uno.
A nivel nacional se están recibiendo alrededor de 5 mil millones de dólares mensuales y si se pierden 4 pesos por dólar, la merma total es de 20 mil millones de pesos. Si las remesas las reciben las familias más pobres de México, la pérdida es brutal. Por otro lado, los carteles que también mueven miles de millones de dólares, tienen pérdidas enormes, pero como ”ese negocio” tiene un amplio margen de utilidad, esa pérdida ni la resienten.
Lo mismo les está pasando a los exportadores de producción nacional, quienes también están recibiendo dólares “devaluados”, con el agravante de que están comprando insumos cada vez más caros por la inflación que sufre la economía nacional. Así, una pérdida de digamos 2 pesos por dólar en exportaciones de alimentos producidos y exportados de México (tomate, aguacate, etc.), se tiene también una merma cambiaria de miles de millones de pesos. Agréguese a lo anterior que los insumos son 8 por ciento más caros en promedio, la pérdida está siendo altísima y los negocios pierden o ganan mucho menos.
Para redondear la situación de las familias que reciben remesas que convirtieron en 4 mil 800 pesos, al comprar alimentos y en general la canasta básica que tiene una inflación de alrededor de 10 por ciento, sólo alcanzan a comprar como si tuvieran alrededor de 4 mil400 pesos. En números gruesos, la pérdida por la baja del dólar y por la inflación en México es de un 30 por ciento, un dineral para los pobres más pobres de México y hay que agregar las pérdidas de los exportadores que están generando empleos y que están recibiendo dólares devaluados.
Como también se preguntan los lectores por qué el peso está subiendo de valor respecto al dólar, habría que decir que más que el peso que sube es el dólar el que ha bajado, principalmente porque las autoridades financieras de Estados Unidos, durante la pandemia, queriendo estimular la economía y proteger a su sector empresarial, emitieron billones de dólares sin que hubiera un aumento en la producción, por lo que, tanto ciudadanos como empresas tuvieron un exceso de dólares para gastar, aumentando la demanda de las mercancías que subieron de precio ante tantos compradores con mucho dinero; pero este fenómeno no se presentó solo en E.U. sino que los millones y millones de dólares se exportaron a todo el mundo, así al provocar la inflación, el dólar perdió su capacidad de compra y los productos subieron de precio en todo el mundo; por lo tanto, no es el peso el que vale más, sino que es el dólar el que vale menos.
Los factores aquí mencionados no son los únicos responsables, pero sí son de los principales de la devaluación del dólar y de la inflación.
También están los que ganan con ésta situación, como lo están haciendo los importadores que están comprando productos con dólares más baratos, pero ese es otro tema.