El sugestivo camino

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    El caminar es sinónimo de relajación, ritmo, renovación, aventura, ejercicio. A la vez, es un espacio y tiempo que se puede dedicar para la meditación, concentración y reflexión.

    Resulta sugestivo comparar la vida con un camino a recorrer, como señaló Antonio Machado y canta Joan Manuel Serrat: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Jesús, en el evangelio de Juan, también dijo que su persona era el camino seguro: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Asimismo, Josemaría Escrivá de Balaguer escribió un libro llamado “Camino”, en el que aconsejó: “Que tu vida no sea una vida estéril. Sé útil. Deja poso”.

    Recientemente, la escritora Celia del Palacio presentó su nueva novela: “Los caminos del fuego”, dentro de la conmemoración del 32 aniversario de la creación del Museo de Arte de Sinaloa, donde propone repensar la historia de la conquista de México a través de la visión y participación de las mujeres.

    Si analizamos con paciencia los conceptos que frecuentemente utilizamos, caeremos en la cuenta de que muchas de nuestras palabras hablan de un camino. Efectivamente, abundan las voces que aluden al curso (del latín cursus, carrera) que sigue un río en su recorrido hacia el mar: discurso, transcurso, recurso, decurso.

    El sociólogo y antropólogo, David Le Breton, al cual hemos aludido en otras ocasiones por su libro “Elogio del caminar”, escribió también otra obra titulada “Caminar la vida. La interminable geografía del caminante”, donde recuerda la conveniencia terapéutica de realizar esta importante rutina, sobre todo en este mundo donde impera el dominio de la tecnología y sus innumerables móviles, que privilegian la inmovilidad y el sedentarismo.

    El caminar es sinónimo de relajación, ritmo, renovación, aventura, ejercicio. A la vez, es un espacio y tiempo que se puede dedicar para la meditación, concentración y reflexión. Por eso, se debe caminar como peregrino, pues como dice una conocida frase: “El turista exige, el peregrino agradece”.

    ¿Recorro mi camino?