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@rodolfodiazf
Hay cosas absurdas y que parecen no tener explicación. Algunas de ellas son el dolor y el sufrimiento. ¿Por qué sufrir? ¿Tiene sentido el dolor? ¿Vinimos al mundo para ser masoquistas?
Es cierto que no nacimos para estar guardados en una vitrina de cristal, pero ¿será cierto que el sufrimiento tiene algún valor terapéutico?, como afirmó Rudolf Steiner: “No hay que buscar el dolor. Pero cuando irrumpe en el alma, nunca hay que desaprovecharlo”.
Muchos siglos antes, San Juan Crisóstomo expresó: “Los árboles que crecen en lugares sombreados y libres de vientos se hacen blandos y fangosos; los árboles que están a la intemperie, golpeados por los vientos, se hacen robustos como el hierro”.
Quien profundizó en este tema, porque lo experimentó en carne propia en los campos de concentración, fue Víctor Frankl, quien señaló que el sufrimiento tiene un sentido cuando se asume con la actitud adecuada. Lo importante, dijo, es cómo se asimila el destino cuando no se tiene ya poder para evitarlo.
“Ningún psiquiatra, ningún psicoterapeuta -incluidos los logoterapeutas- puede decir a un enfermo cuál es el sentido, pero sí puede decirle muy bien que la vida tiene un sentido, y más aún: que lo conserva bajo todas las condiciones y circunstancias, gracias a la posibilidad de descubrir un sentido también en el sufrimiento”, explicó.
Lo fundamental, añadió, es entrar en una dinámica de búsqueda de ser mejor siempre, dicho de otra forma, trascenderse a través de diversos caminos:
“En el servicio a una causa o en el amor a una persona, se realiza el hombre a sí mismo. Cuanto más sale al encuentro de su tarea, cuanto más se entrega a su compañero, tanto más es él mismo hombre, y tanto más es sí mismo”.
¿Encuentro el sentido del sinsentido?
