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"ÉTHOS"

"El reto del autoconocimiento"

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    rfonseca@noroeste.com
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    “Conócete a ti mismo” era una frase inscrita en el frontispicio del templo del Oráculo de Delfos y que fue adoptada por Sócrates como lema de su filosofía.

    Este autoconocimiento es esencial para descubrir lo más fielmente posible quiénes somos y qué es lo que queremos, podemos y debemos llegar a ser y a hacer.

    El autoconocimiento no es un proceso sencillo debido a que muchas veces eludimos contemplarnos en el espejo de nuestra conciencia, porque nos cuesta hacerlo con imparcialidad y no estamos acostumbrados a explorarnos, porque tenemos miedo de que no nos guste la imagen que percibimos, o porque tendemos a justificar nuestras fallas, errores, vicios y debilidades.

    Incluso, grandes pensadores se decidieron por esquivar este reto de interiorizarse aduciendo que en el actuar se trasluce lo que se es, como afirmó Goethe:

    “Se ha dicho y repetido en todas las épocas que es menester conocerse. He aquí una singular obligación que nunca ha satisfecho a nadie ni creo que satisfaga. El hombre tiende a lo exterior con todos sus sentidos y todas sus fuerzas; al mundo que le rodea, y debe esforzarse en conocerle y en dominarle cuanto sea preciso para los fines humanos. De sí mismo sabe únicamente cuando goza o padece, y solamente por el dolor o el placer aprende lo que debe apetecer y lo que debe evitar. La verdad es que el hombre es un ser oscuro y lleno de confusiones, pues ni sabe de dónde viene ni a dónde va. Conoce muy poco del mundo, y menos que nada de sí mismo. Yo sé bien poco de mí, y guárdeme Dios de saber más”.

    Es cierto que de la abundancia del corazón habla la boca, pero necesitamos retroalimentar constantemente esa abundancia.

    ¿Afronto el reto del autoconocimiento?