El PRI, lección y elección

    Lo cierto es que cualquiera que sea elegido por el consejo político tiene la dificilísima tarea de navegar una nave con el casco roto, sin velas, ni timón. Un PRI extraviado en el papel de Oposición, -con honrosas excepciones- entregados a la mayoría morenista en los cabildos y el Congreso, coordinados en su cuerpo legislativo por un político novato, junior que nunca entendió que los liderazgos no se heredan, se construyen.

    Pocos quedan y todos la quieren, la dirigencia estatal del PRI es más que un membrete, es la llave de las candidaturas futuras, la corona de los grupos al interior. Será varón, despachará por ocho meses y nada le impedirá al elegido seguir al frente por cuatro años más que es el tiempo ordinario que dura un periodo en el tricolor. No será una imposición del CEN, se elegirá por consejo político buscando la “unidad” para evitar la división -cosa que ya pasó pero no le han informado-, dijo el delegado Luis Enrique Benítez.

    Varios han levantado la mano, uno de ellos es el ex diputado Armando “Kechu” Ramírez, ex presidente de la comisión de Ciencia y Tecnología en la Legislatura pasada. Joven priísta, militante desde 2004, cercano a Jesús Valdés, Pío Esquer, Oscar Lara y Miguel Manjarrez. Representa la renovación que el tricolor necesita para mandar mensajes de modernidad y apertura.

    Aarón Irízar López es un experimentado político que ha dejado claro que la dirigencia por ocho meses no le interesa. Es un periodo muy corto para hacer de la nave algo bueno. Pero con las declaraciones del delegado Benítez prácticamente sentencia que los que no se apunten en este periodo corto, pocas condiciones tendrá para la concesión extendida.

    Han externado su interés personajes como el ex Alcalde y Senador mazatleco Jorge Abel López Sánchez, quien tiene una encomienda difícil sobre todo para convencer a las y los consejeros políticos con los que tiene abiertas diferencias. Duro crítico del tricolor desde sus entrañas, muchos pensaron que López sería uno de los priistas que tomaría rumbo a Morena terminado el proceso electoral.

    Manuel “El negro” Osuna pide una oportunidad para “cumplir un sueño”, ex Síndico Procurador de Culiacán y ex Legislador local, siente que es su momento para encabezar el partido donde milita desde hace varios años. Oscar Valdez, también ex Diputado local, tiene las miras puestas en el cargo.

    Lo cierto es que cualquiera que sea elegido por el consejo político tiene la dificilísima tarea de navegar una nave con el casco roto, sin velas, ni timón. Un PRI extraviado en el papel de Oposición, -con honrosas excepciones- entregados a la mayoría morenista en los cabildos y el Congreso, coordinados en su cuerpo legislativo por un político novato, junior que nunca entendió que los liderazgos no se heredan, se construyen.

    Un PRI de menguadas “fuerzas vivas”, huérfano en los comités municipales y distritales que antes eran su orgullo. Sin la otrora super poderosa fuerza seccional, olvidado por esas mujeres y hombres líderes en las colonias que aceitaban la maquinaria electoral con las mieles del gobierno. Un partido de trincheras abandonadas, seccionales descuidados, varios de sus liderazgos más emblemáticos en nómina de la 4T y un ex Gobernador, a dicho de su dirigente nacional, expulsado por traidor.

    Esa es la realidad que les quedó, es la herencia y la lección de la derrota cuyos artífices están por ahí. Por eso es que sostengo que la dirigencia sí importa, porque puede ser la tabla de salvación para algunos, el pedazo de madera al cual aferrarse después del naufragio. Hablando en plata, nadie de ellos está pensando en mayorías, estos nuevos priistas pronto aprendieron el vicio de sus compañeros de alianza en el PAN y el PRD, la lucha por la dirigencia de hoy es por las plurinominales del mañana. Se tenía que decir. Luego le seguimos...