El Parque Lleras, Medellín y la Plazuela Machado, Mazatlán

El verano del año 2018, mi familia y yo, lo pasamos en Medellín, Colombia. Una estancia académica en la Universidad de Antioquía, fue el pretexto perfecto para huir del calor mazatleco, y disfrutar del clima templado en la “ciudad de la eterna primavera”.

Arribamos a Medellín un 26 de julio, justo cuando iniciaba la Feria de las Flores, la fiesta más importante de la localidad, algo así como el Carnaval de Mazatlán. El desfile de los Silleteros daba la bienvenida a los turistas de todo el mundo. Por las noches había conciertos con música de cumbias y ballenato; y durante el día, múltiples actividades culturales para toda la familia. La ciudad se encontraba llena de vida, de día y de noche.

Nos hospedamos en un pequeño departamento en El Poblado, una de las dieciséis comunas de Medellín. Se trata de una de las zonas más exclusivas de la ciudad; aquí abundan los centros comerciales y tiendas departamentales de lujo. Es la zona que más nos gustó por su ambiente cosmopolita, gente de todas las nacionalidades conviven aquí.

Su arquitectura es una encantadora mezcla de modernidad y tradición. Sus calles son cubiertas por la sombra de frondosos árboles samanes, cedros y ébanos, y sus banquetas están decoradas por múltiples flores multicolores. El aroma del café Juan Valdez recorre sus avenidas para deleite de los transeúntes.

En el corazón del El Poblado se encuentra el Parque Lleras; un punto de encuentro familiar, muy parecido a la Plazuela Machado de Mazatlán; en aquel año 2018 había en su perímetro restaurantes de comida típica, heladerías y tiendas de artesanías. Los artistas locales acostumbraban exponer y vender sus obras aquí a los turistas y habitantes locales.a

Nuestra rutina vespertina era pasear con mis hijas por ese parque disfrutando de un helado o de un café, tal cual acostumbramos hacerlo actualmente en la Machado los fines de semana. Desde aquel verano quedé maravillado por la cultura colombiana, tanto que acostumbro leer cada mañana en Internet varios periódicos medellinenses.

Tristemente he leído que el Parque Lleras ha tenido una degradación paulatina en estos últimos años. Los establecimientos visitados por familias, con el tiempo han sido reemplazados por discotecas y burdeles, ahora las bandas delincuenciales manejan la zona y controlan la venta de drogas, la extorsión, la prostitución y la explotación infantil.

En Colombia no está penalizado el trabajo sexual, sin embargo, la crisis económica ha empujado a sectores de la población cada vez menores de edad a tal práctica. El mundo entero se ha escandalizado con recientes casos que han salido a la luz pública, como el de un estadounidense que fue detenido hace apenas un mes en un cuarto de hotel de El Poblado con dos niñas de 12 y 13 años de edad.

Hasta donde yo sé, en la Plazuela Machado de Mazatlán no se dan este tipo de prácticas, pero en los últimos años, la zona del Centro Histórico sí ha tenido una transformación gradual en su actividad económica; han proliferado los bares y centros nocturnos, con todos los vicios y problemas que eso conlleva.

Llama la atención una entrevista que recientemente este periódico Noroeste hizo al Diputado local, Luis Javier de la Rocha, en la cual declaró que Mazatlán es la “cuna de la pornografía infantil en Sinaloa”. No lo dice cualquier hijo de vecino, sino un funcionario público que debe estar bien informado.

Es un tema del que no se habla, pero los grupos criminales, la miseria, la desigualdad social, y la demanda latente para este tipo de prácticas -tal cual están en Medellín-, están presentes también en Mazatlán. Espero que no se llegue a tal punto.

Es cuanto...

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omar_lizarraga@uas.edu.mx