No sabemos a ciencia cierta cuál es la influencia de la Iglesia católica en las decisiones políticas de los mexicanos, y más específicamente en las electorales. Pero de que la hay la hay. Tan es así que Claudia y Xóchitl buscaron la foto con el Papa Francisco y lo lograron.
No ha sido un hecho conocido que candidatos mexicanos a la presidencia busquen y obtengan una entrevista con el jefe de El Vaticano. Los presidentes sí lo han hecho desde 1979, pero no lo candidatos. En este caso, las candidatas decidieron hacerlo. Es más, nadie que aspirara a la Presidencia de México lo había hecho antes de ellas. Fue un hito porque esto habla de que el laicismo mexicano duro, dogmático, de la era priista clásica, ya pasó; incluso, al grado de que Vicente Fox, ferviente católico, al postrarse ante Juan Pablo II y besarle el anillo papal, ya como Presidente, no vio al Papa como jefe de Estado sino como su guía religioso. Vicente Fox no actuó como Presidente de México sino como fiel súbdito católico.
López Obrador es también un hombre religioso, unos dicen que es protestante, otros que católico, pero lo que sí es sabido plenamente es que es un entusiasta admirador de la doctrina social del Papa Francisco, sin embargo, ni como candidato ni como jefe de Estado se entrevistó con él. Lo que sí es cierto es que le ha profesado una constante y abierta admiración a su pensamiento humanista.
Xóchitl por primera vez, al menos desde que empezó a sonar como candidata a la Presidencia de la República, en su reciente visita al Vaticano, manifestó abiertamente su catolicismo. En un tweet dice que ahí reafirmó su “fe por Dios y la Iglesia Católica”, religión, dice ella, que su familia ha practicado por varias generaciones antes.
Claudia Sheinbaum no ejerce religión alguna. Ella es étnicamente judía pero no ejerce el judaísmo religioso como tampoco lo practicaron sus padres ni sus abuelos, al menos los maternos, que eran inmigrantes socialistas que llegaron a México de Bulgaria. No obstante, ella visitó al Papa Francisco al que le profesa una “profunda admiración por su pensamiento humanista... y ser uno de los líderes y pensadores globales más grandes de los últimos tiempos”.
No dudamos de lo que declaran ambas candidatas, pero lo cierto es que visitaron al Papa Francisco por motivos electorales. Y no es que, de automático, la visita al Papa confiera el voto de los católicos mexicanos - aproximadamente el 80 por ciento de la población total- a la que se vea más devota porque si bien la pluralidad religiosa no es tan amplia sí lo es la política. Es decir, no todos los católicos, ni todos los evangelistas, ni todos los bautistas, ni todos los judíos votan igual. Eso no pasa en México ni en ningún lugar. Ni ningún partido puede presumir que atrae a la gran mayoría de los votos católicos, ni siquiera el mismo PAN, que se ha identificado desde su nacimiento con ese credo, puede afirmarlo, si vemos la proporción de votos alcanzados por los contendientes de las elecciones de 2018 o incluso de todos los procesos electorales desde 1988.
Aún con la pluralidad política de la ciudadanía mexicana y que el Papa no le asegure el voto mayoritario a nadie es importante visitarlo, y por eso la foto con él es territorio de disputa.
Ningún cardenal, arzobispo u obispo mexicanos son tan influyentes en el voto de los ciudadanos como lo es la imagen y la voz del Papa, pero ellos no dejan de ejercer una considerable influencia en la sociedad mexicana. Incluso en alguna parroquia o diócesis la opinión política del sacerdote local puede gravitar más que la del mismo Pontífice. También no es raro ver en la sociedad mexicana, sobre todo en algunas regiones del país, que los sacerdotes tengan en la población más autoridad que un Gobernador o Alcalde, tal y como lo acabamos de ver en el estado de Guerrero, donde cuatro obispos empezaron a negociar una tregua con los grupos criminales, algo que ni la Gobernadora ni los presidentes municipales han hecho.
El obispo de la diócesis de Chilpancingo-Tlapa, José de Jesús González Hernández, declaró a diferentes medios que él sostuvo un encuentro con los líderes de la Sierra y Tierra Caliente, e hizo un llamado a las autoridades a que “no se corrompan y que no simulen, que sean verdaderos, que hagan su trabajo, pues no es posible que haya patrullaje del Ejército y los criminales lleguen, cometan sus delitos y después se retiren sin que nadie los moleste”.
Los obispos no han logrado su objetivo, salvo parcialmente en Chilpancingo, pero tuvieron la iniciativa y la autoridad moral para convocar a los maleantes, algo a lo que no se atreve ninguna autoridad guerrerense.
Este ejemplo, y varios más, nos hablan claramente de la capacidad e influencia política de los titulares del catolicismo mexicano, así que ni Xóchitl ni Claudia pueden dejar de buscar unas palabras e imágenes con el jefe de ellos.
Después de la visita de estas lideresas al Vaticano empezó la batalla mediática en todos los terrenos para demostrar quién salió más favorecida. Xóchitl tuvo la iniciativa, pero Claudia reaccionó muy pronto y horas después de que la candidata del PRIAN dio a conocer su encuentro con el Papa, la abanderada de Morena publicó sus fotos y declaraciones.
Ya veremos qué tanto mueve el Papa Francisco las próximas encuestas electorales.