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"OPINIÓN"

"El líder frente a las crisis"

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28/03/2020

    Rafael Morgan Ríos

    cp_rafaelmorgan@hotmail.com

     

    En el artículo anterior quedó en el aire la pregunta: ¿tenemos el Presidente adecuado para manejar las crisis? Siendo el Presidente de la República el líder principal que tiene un país, la pregunta es pertinente, pues se requiere un liderazgo fuerte, claro, consciente y unificador para enfrentar cualquier crisis, sea proveniente del exterior u ocasionada internamente.

    Es necesario aclarar que todas las personas, las organizaciones y desde luego los gobiernos han tenido diferentes problemas a los que se han enfrentado, pero una crisis tiene características y consecuencias más graves y profundas que cualquier problema. En ocasiones un problema o varios problemas se convierten en crisis, sobre todo cuando no se atienden a tiempo o con las herramientas y el vigor necesarios. Así, por ejemplo, el problema de la delincuencia organizada que se dejó crecer desde los años 60 y que se convirtió en crisis en México a partir de la década de los 90, o bien el caso del sindicalismo político que tanto daño ha hecho a la educación en México, agravado con los conflictos entre el SNTE y la CNTE que se ha llegado a convertir en una crisis que ningún Presidente se ha atrevido a enfrentar, provocando con ello que el país tenga una educación mediocre, exenta de valores, de responsabilidad y de visión innovadora.

    Una crisis es aquella que afecta a gran parte de la población, como la económica; o que se refiere a asuntos sumamente delicados y sensibles como la salud y la educación, o bien que afecta la gobernabilidad y/o la gobernanza, como la inseguridad y la corrupción extrema; también, problemas que ponen en peligro a la nación, como una guerra o un conflicto internacional. Frente a estas crisis se deben tener liderazgos con características especiales para llevar a buen puerto al País, tanto al navío, como a la tripulación y pasajeros, pues en él todos vamos.

    Sobre las características que debe tener un buen líder para enfrentar con éxito la problemática de una o varias crisis, algunos pensadores plantean las siguientes que aquí se enuncian, para que cada uno de los amables lectores que ven estos comentarios, las apliquen a nuestros líderes actuales, principalmente al Presidente, quien es el capitán de esta nave que se llama México, y evalúen las posibilidades que se tienen frente a la confluencia de varias crisis simultáneas que están incidiendo en el País:

    El buen líder delega autoridad a sus colaboradores.

    Consulta con sus colaboradores antes de tomar decisiones.

    Explica a sus subordinados las razones que se consideraron y lo que se espera de ellos.

    El buen líder nunca expresa favoritismo por alguno o una parte de sus colaboradores y subordinados.

    Reconoce los resultados y el trabajo bien hecho, no de él mismo, sino de sus colaboradores y subordinados.

    Nunca reprende o disciplina a nadie frente a los demás.

    Sabe cuándo y dónde reprender a quienes violan las disposiciones y políticas internas.

    Anima a sus subordinados a expresar opiniones y críticas sobre las decisiones y políticas emprendidas.

    Escucha las explicaciones de sus colaboradores y subordinados antes de culpar a alguien y acepta las explicaciones razonables, mas no las excusas ante un trabajo mal o no hecho.

    Obedece todas las reglas que espera que sus colaboradores y subordinados deben obedecer.

    No miente y reconoce sus errores y busca corregirlos.

    Convoca a todos a colaborar ante los problemas que a todos están afectando.

    Todavía puede haber otras características positivas de un buen líder, pero con estas serían suficientes para evaluar los resultados y consecuencias de la actuación y decisiones de nuestro líder principal. Es cierto que el problema de la inseguridad proviene de muchos años atrás, pero el Presidente sabía cómo estaba la situación y prometió resolverla, aunque finalmente ha crecido; hasta la fecha no ha convocado honestamente a la Iniciativa Privada para resolver la crisis económica, pero convocarlos sin atacarlos ni amedrentarlos; en la crisis de salud, sus colaboradores dan una órdenes que el Presidente no acata; se toman decisiones sin pensar las consecuencias, como en el caso de los migrantes y en las relaciones con Trump; por otro lado, el Presidente ha desunido y polarizado a los diferentes sectores de la nación y no acepta críticas ni opiniones contrarias a sus decisiones.

    En fin, los lectores harán sus propias deducciones y evaluarán a los líderes que se tienen, incluidos gobernadores, alcaldes y demás líderes sociales.