El legado del Federalista. La importancia del equilibrio de poderes en la democracia moderna

    No existe un sistema político perfecto y la historia del mundo en el último siglo da cuenta de ello. Lo que es una realidad es que existen sistemas que garantizan en mayor grado las libertades y el respeto a los derechos de las personas y de los distintos grupos, facciones e identidades.

    “La acumulación de todos los poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, en las mismas manos puede definirse con justicia como la misma definición de tiranía”. Estas son las palabras de James Madison y sintetiza una de las preocupaciones centrales de los fundadores de los Estados Unidos respecto a la construcción de un gobierno capaz de prevenir el abuso del poder y garantizar la libertad de los ciudadanos.

    El Federalista, o The Federalist Papers en inglés, son una serie de 85 artículos escritos entre 1787 y 1788 por Alexander Hamilton, James Madison y John Jay bajo el seudónimo “Publius”. Estos ensayos fueron publicados originalmente en distintos periódicos en Nueva York con la finalidad de persuadir a los ciudadanos de ratificar la Constitución de los Estados Unidos.

    El objetivo de los artículos era defender la nueva Constitución y explicar cómo su estructura garantizaría un gobierno estable y justo en el que cabrían las diferentes facciones y en donde podrían convivir en paz y siendo respetadas. Uno de los argumentos era que las debilidades de la Confederación, creada después de la Independencia de Gran Bretaña, podrían subsanarse mediante la nueva Constitución y por ello resultaba relevante su adopción y ratificación. La idea de los Padres Fundadores era fortalecer un gobierno central sin comprometer la libertad individual.

    Los textos cubren una amplia gama de temas, desde la defensa de una unión federal fuerte hasta la explicación detallada de las diversas partes de la Constitución. Cada artículo aborda diferentes aspectos del gobierno y la política, proporcionando una base filosófica y práctica para el nuevo sistema de gobierno.

    En El Federalista, Hamilton, Madison y Jay argumentaron que un gobierno fuerte y equilibrado era esencial para la estabilidad y la prosperidad del país. Destacaban que la Constitución proporcionaba una estructura adecuada para evitar los excesos de poder y proteger los derechos de los ciudadanos.

    Un elemento central era el equilibro y la separación de poderes. La separación de poderes es un componente esencial de la libertad política. Se argumenta, además, que la separación de poderes no es suficiente, es necesario que las ramas del gobierno tengan mecanismos para controlar y equilibrar las acciones de las otras y la necesidad de mantener estos controles e inclusive considerar la participación pública en caso de abusos de poder.

    La estructura de gobierno debe ofrecer los medios para mantener a cada rama en sus límites apropiados. De aquí se deriva la famosa frase: ambición debe contrarrestar la ambición.

    Además de la separación de poderes, El Federalista reconoce la importancia de dar cabida a la diversidad de grupos dentro de una sociedad y se parte de la aceptación de que un sistema de gobierno debe no sólo incluir, sino reconocer y fomentar la diversidad de intereses y facciones con el propósito de evitar que un grupo o facción predomine sobre los demás.

    Las facciones son inevitables en cualquier sociedad libre, pero un sistema republicano con un equilibrio adecuado de poderes puede moderar los efectos negativos de dichas facciones. El objetivo no es eliminar las facciones ni los grupos, al contrario, su existencia garantiza que todas tengan cabida y en un sistema con equilibrio de poderes éstos pueden garantizar la convivencia y coexistencia de las mismas sin que los intereses de unas predominen sobre las otras.

    No existe un sistema político perfecto y la historia del mundo en el último siglo da cuenta de ello. Lo que es una realidad es que existen sistemas que garantizan en mayor grado las libertades y el respeto a los derechos de las personas y de los distintos grupos, facciones e identidades. Los principios defendidos en El Federalista siguen siendo un referente hoy en día y si hubiera que destacar una idea, sería que el equilibrio de poderes es fundamental para prevenir el abuso y la concentración de poder.

    Respecto al Poder Judicial, El Federalista señala que es esencial como contrapeso a las otras ramas del gobierno. Argumenta que la independencia judicial es vital para proteger la Constitución y los derechos de los ciudadanos contra las acciones arbitrarias del legislativo y el ejecutivo.

    El Poder Legislativo y el Ejecutivo son elegidos por el pueblo, mediante el Colegio Electoral. El Poder Judicial es el contrapeso natural a la posible concentración de poder. Un Poder Judicial fuerte y autónomo asegura que las leyes y acciones del gobierno se mantengan dentro de los límites constitucionales.

    Países como México, que han seguido el modelo republicano estadounidense para la construcción de su Constitución y sistema político, bien pueden regresar al origen de este andamiaje institucional para recordar la razón de ser del mismo.

    En Estados Unidos, con todo y los defectos del sistema político, el equilibrio de poderes ha sido crucial, a lo largo de su historia, para mantener la democracia. Casos como la destitución de presidentes y juicios políticos en su contra y decisiones judiciales que han limitado el poder del Congreso o del Presidente ilustran cómo funcionan estos principios en la práctica. Recordemos los procesos contra Andrew Johnson, Richard Nixon, Bill Clinton y Donald Trump. Los hechos de los últimos años están siendo una prueba de fuego para el sistema, sin duda.

    Son muchas las reflexiones que pueden retomarse de El Federalista, pero si hay una que vale la pena destacar es que la acumulación de poder en una sola entidad tiene un alto riesgo y que es necesario reconocer que la naturaleza humana tiende hacia el abuso de poder si no se establecen controles adecuados. Por ello, el equilibrio de poderes y la independencia judicial son centrales para cualquier democracia.

    Recordemos esta idea: la ambición debe contrarrestar la ambición y es necesaria una estructura de gobierno que proteja la libertad, los derechos de la ciudadanía y evitar la centralización del poder en una rama de gobierno y mucho menos, en una persona.

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    Internacionalista y politóloga, fundadora de Mujeres Construyendo

    www.mujeresconstruyendo.com

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