Ahora que hemos definido nuestros objetivos para este nuevo año vuelvo a pensar por qué hay personas que siempre se ven progresando, luchando, mejorando; mientras que hay otras que generalmente se observan estancadas, atoradas, como en la misma situación año tras año.
Esto me ha llevado a pensar en nuestro modelo de crecimiento personal, con el que hemos ayudado a desarrollarse a miles de empresarios y sus colaboradores y socios. Con infinidad de ellos los resultados han sido extraordinarios, pero con muchos la verdad es que poco hemos logrado.
¿Dónde está la diferencia? ¿En qué radica que unos evolucionan y otros siguen igual? Seguramente podemos enumerar diversos factores, pero creo que si somos honestos la respuesta está en el interior de cada uno de ellos. El principal obstáculo que enfrentan quienes se atascan le llamamos dependencia. Este es nuestro tema de hoy.
El lastre de la dependencia en el crecimiento personal se refiere a las limitaciones que una persona se impone cuando está excesivamente sujeta a factores externos o a otras personas para la toma de sus decisiones y el emprendimiento de cambios. Estos individuos dependen de otros, llámense familiares, socios, jefes, colegas, colaboradores, clientes, competidores, proveedores, de la suerte, del clima, de la buena economía, del gobierno, y un largo etcétera.
Esta dependencia puede ser de varios tipos: emocional, intelectual, financiera o social, y tiene un impacto negativo en la capacidad de la persona para alcanzar su máximo potencial.
Dependencia emocional. Se da cuando una persona está al pendiente de la validación o apoyo constante de otros para sentirse bien consigo misma. Esto suele acompañarse de falta de autoestima, inseguridad e incapacidad de tomar decisiones sin la aprobación de otros.
Quienes enfrentan esta debilidad suelen no saber controlar sus sentimientos y se dejan llevar por la forma como los tratan las demás personas. Siempre tienen la justificación de su comportamiento partiendo de que alguien provocó su conducta.
Dependencia intelectual. Consiste en supeditarse a las opiniones o conocimientos de otros sin desarrollar autonomía intelectual. Esto limita la capacidad de aprender, crecer y tomar decisiones informadas.
El internet ha acelerado el deterioro de la capacidad de pensamiento crítico de mucha gente. Nuestro equilibrio y profundidad de juicio sólo evoluciona cuando aprendemos a fundamentarlo sobre bases sólidas. Cada vez nos encontramos con más personas mejor informadas y peor formadas.
Desconocemos el trasfondo económico, funcional, operacional, financiero, mercadológico, organizacional, geográfico, político, social de lo que decimos, pensamos o argumentamos. No tenemos idea de dónde viene nada.
Entonces fundamentamos nuestros argumentos en lo que dicen otros, en los influencers, en líderes de opinión, en personajes exitosos, en quien nos aparente tener más autoridad en la materia.
Dependencia financiera. La dependencia económica en otras personas o instituciones puede frenar la autonomía y el deseo de emprender, innovar o tomar riesgos que son fundamentales para el desarrollo personal. El dependiente financiero sólo hace lo que el subsidio de quienes le sostienen le permiten.
Dependencia social: Ocurre cuando una persona se basa en las relaciones sociales para sentirse valorada, sin cultivar su independencia. La necesidad constante de estar rodeada de otros o la búsqueda de la aprobación social puede restar tiempo y energía a su propio crecimiento. Para estas personas puede ser más importante quedar bien que hacer lo que les toca.
En resumen, el lastre de la dependencia puede impedir que una persona alcance su pleno potencial, limitando su capacidad de desarrollo personal. Superar esta dependencia a través de la autonomía, el fortalecimiento de la autoestima y el aprendizaje constante son pasos esenciales para una vida más rica y satisfactoria.
Próximamente escribiré sobre los caminos para fomentar la autonomía, eje del crecimiento personal. Por ahora te invito a reflexionar sobre esta pregunta: ¿Cuáles son tus dependencias?
* “Dueñez®” es una marca registrada por Carlos A. Dumois