El INE de Taddei

Ernesto Núñez Albarrán
    @chamanesco / Animal Politico / @Pajaropolitico
    Hoy, hay otro INE: un INE callado y consecuente; un INE que voluntariamente accede a bajarse sueldos, relajar sus criterios de interpretación del modelo constitucional de comunicación política, y que ha decidido hacer del bajo perfil la mejor manera de ejercer su autonomía. Es el INE de Guadalupe Taddei, la sonorense que, desde el pasado 4 de abril, ostenta el cargo de consejera presidenta.

    Hubo un INE: distante, rijoso, antagonista; un INE que, aunque no le tocara, siempre parecía llevarle las contras a Andrés Manuel López Obrador. Hoy, hay otro INE: un INE callado y consecuente; un INE que voluntariamente accede a bajarse sueldos, relajar sus criterios de interpretación del modelo constitucional de comunicación política, y que ha decidido hacer del bajo perfil la mejor manera de ejercer su autonomía.

    Es el INE de Guadalupe Taddei, la sonorense que, desde el pasado 4 de abril, ostenta el cargo de consejera presidenta.

    En ese INE, hay una prioridad que se cabildea entre las oficinas de los 11 integrantes del Consejo General: cuándo ir a Palacio Nacional para visitar al Presidente, Andrés Manuel López Obrador, y posar con él para una foto.

    A eso se han reducido las deliberaciones de la mesa de consejeras y consejeros: a encontrar el momento más oportuno en el que pueda concretarse la visita y demostrar, así, que este INE sí dialoga con el gobierno.

    Ése es uno de los principales empeños de Guadalupe Taddei, ex presidenta del Organismo Público Local Electoral (OPLE) de Sonora, a quien la ausencia de acuerdos políticos, y una tómbola, convirtieron en la nueva presidenta del INE.

    Decidida a convertir al Instituto Nacional Electoral en un OPLE gigante, Taddei tiene dos prioridades en su agenda: 1) concretar que todas y todos los consejeros vayan a Palacio Nacional a reunirse con el Presidente, y 2) que sus pares aprueben el nombramiento de Flavio Cienfuegos como Secretario Ejecutivo, un cargo que no sólo es estratégico para la operación interna del mismo, sino que conlleva la representación jurídica del instituto y la operación cotidiana de todas las direcciones, unidades técnicas e instituciones intermedias que hacen posibles las elecciones.

    Decidida a marcar un estilo diametralmente opuesto al del INE de Córdova y Murayama, la consejera presidenta quiere cercanía con el gobierno de la llamada “cuarta transformación”, y por ello comenzó sus funciones con una reunión con el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien acudió al INE acompañado de la Secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, y media docena de funcionarios, justo en el primer día de trabajo de los nuevos consejeros.

    Taddei también quiere que su amigo y colaborador -Flavio Cienfuegos- sea quien la acompañe en una labor que podría prolongarse hasta nueve años y dos elecciones presidenciales (2024 y 2030).

    Es normal que quiera a alguien de su entera confianza en la Secretaría Ejecutiva. Pero, para lograrlo, ha escogido el peor de los caminos.

    Primero, Taddei tuvo que limpiar el historial de Cienfuegos, señalado por presuntos malos manejos cuando fue director de administración del IMSS, en 2019.

    Después, encontró resistencias entre las cinco consejeras que, además de ella, conforman una inédita mayoría femenina en el Consejo General. Tanto Claudia Zavala, como Dania Ravel y Carla Humphrey pidieron que la Secretaría Ejecutiva sea ocupada por una mujer.

    Y, finalmente, recurrió a la negociación de otras vacantes en la estructura operativa del INE, para tratar de colocar a su Secretario Ejecutivo.

    Son seis direcciones ejecutivas, seis unidades técnicas, dos coordinaciones y dos direcciones las que quedaron vacantes con la salida de Lorenzo Córdova de la presidencia del Consejo General. Es decir, 16 oportunidades para intercambiar asientos en la Junta General Ejecutiva por los ocho votos requeridos para aprobar al Secretario Ejecutivo.

    En esos empeños, Taddei ha perdido ya más de 50 días como consejera presidenta y, hoy, todas las áreas estratégicas operan con encargados de despacho.

    La semana pasada, Taddei pidió la renuncia de Jacqueline Vargas en la Unidad Técnica de Fiscalización, un área clave que supervisa que los informes de ingresos y gastos de partidos y candidaturas correspondan con la realidad.

    La renuncia estuvo antecedida -en condiciones muy parecidas- a las de Ana Laura Martínez, de la Dirección Ejecutiva de Administración, y Roberto Heycher Cardiel, quien llevaba dos décadas haciendo elecciones y que era el Director Ejecutivo de Capacitación y Educación Cívica.

    En otras áreas, las renuncias ocurrieron desde antes, pues el equipo de Lorenzo Córdova poco a poco se fue desmantelando, antes de los relevos de cuatro consejerías en el mes de abril.

    Las renuncias más antiguas ocurrieron en la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos (desde 2021), la Dirección del Registro Federal de Electores y la Coordinación de Asuntos Internacionales (diciembre de 2022).

    En marzo, el día que entró en vigor el plan B, se anunciaron las renuncias (vigentes a partir del 3 de abril) de los titulares en la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral y la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral Nacional.

    Además, presentaron sus renuncias las personas titulares de la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral, la Dirección Jurídica, la Coordinación Nacional de Comunicación Social, la Dirección del Secretariado, la Unidad Técnica de Transparencia y Protección de Datos Personales, y la Unidad Técnica de Igualdad de Género y no Discriminación.

    Y, unos días antes de que la Cámara de Diputados designara por tómbola a la nueva presidenta y tres consejeros más, presentó su renuncia Edmundo Jacobo, quien ocupaba la Secretaría Ejecutiva desde 2014 en el INE, y de 2007 a 2014 en el IFE.

    Jacobo fue sustituido por Miguel Ángel Patiño como encargado de despacho, lo que abrió otro hueco en la estructura: la Dirección Ejecutiva de Vinculación con Organismos Públicos Locales Electorales, a la que Patiño no había renunciado por los procesos en marcha en Coahuila y Estado de México.

    El de Patiño es uno de los pocos nombramientos que ha podido hacer Taddei, aunque con carácter provisional. A éste se suman los tres nombramientos provisionales en las direcciones que acaban de dejar los cercanos a Lorenzo Córdova: en la Dirección Ejecutiva de Administración nombró a Ignacio Ruelas, quien fungía como vocal en la Junta Local de Aguascalientes; en la Dirección de Capacitación, a María Elena Cornejo, y en la Unidad Técnica de Fiscalización colocó a David Ramírez Bernal, asesor del consejero Uc-kib Espadas, en un intercambio que busca facilitarle otros nombramientos.

    Tras casi dos meses de operaciones con encargados de despacho, en el INE de Taddei sobran las tensiones; tanto en sesiones de Consejo General (donde han sido evidentes las diferencias de criterio de la nueva presidenta con consejeras como Claudia Zavala, Dania Ravel y Jaime Rivera), como en las de la Junta General Ejecutiva (donde la presidenta ya ha perdido votaciones, como cuando quiso nombrar a una ex representante de Morena en un cargo del Servicio Profesional Electoral).

    Tensiones que han sido notables en la Comisión de Quejas, donde la consejera que preside, Claudia Zavala, ha enfrentado posturas discordantes de dos consejeros recién llegados: Rita Bell López, ex consejera electoral en Oaxaca, y Jorge Montaño Ventura, ex fiscal de delitos electorales en Tabasco.

    En dicha comisión, López y Montaño se han mostrado abiertamente a favor de no sancionar conductas como las constantes violaciones a los principios de equidad e imparcialidad por parte del Presidente de la República en sus conferencias mañaneras, cuando habla de no votar por el “bloque conservador” en las elecciones de 2024.

    A contracorriente de Zavala, la consejera y el consejero han aprobado acuerdos para dejar pasar las expresiones del Presidente, y también para dejar en total libertad a los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial de promoverse por todo el país, incluso con propaganda en anuncios espectaculares, bardas, revistas y periódicos impresos y redes sociales.

    El INE de Taddei considera que la “libertad de expresión” de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, es más importante que su obligación de no realizar actos anticipados de campaña, y ha decidido darles libertad (e impunidad) vía las resoluciones de una comisión en las que los incondicionales de Taddei tienen mayoría.

    Si acaso, la semana pasada esta Comisión decidió aprobar medidas cautelares en contra de una conferencia mañanera en la que López Obrador habló de las elecciones en el Estado de México, pues era demasiado evidente la interferencia presidencial. Ese mismo día, por cierto, la Sala Superior del Tribunal Electoral aprobó sancionar la mañanera en la que el Presidente habló de su plan C para el 2024.

    En el INE de Taddei es el Tribunal el que lleva la vanguardia, tratando de que no se vulneren desde ahora las condiciones de equidad de las elecciones de 2024.

    Finalmente, el INE de Taddei ha iniciado los trabajos para diseñar su propuesta de presupuesto para 2024, creando una comisión temporal presidida por la consejera Carla Humphrey e integrada por los tres consejeros designados en abril: Jorge Montaño, Rita Bell López y Arturo Castillo.

    Humphrey deberá lidiar con la intención de aplicar la austeridad republicana en el instituto -manifiesta por Taddei y la nueva generación de consejeros-, sin que ello implique dejar sin recursos los procesos indispensables de una elección gigantesca, como será la del 2024.

    Y, al mismo tiempo, trabajar bajo la mirada del titular del Órgano Interno de Control, Jesús George Zamora, quien luce empoderado y muy cercano a la consejera presidenta.

    El INE de Taddei acaba de cumplir dos meses. Aún no tiene Secretario Ejecutivo ni titulares de área en la Junta General Ejecutiva, pero es muy probable que muy pronto tenga su foto con el Presidente.